Una fuente gubernamental dijo que Mujica habló de tener “un as en la manga” y empezar a cortar con la necesidad de comprarle a Argentina un bien que no le sobra.
En medio de un relacionamiento complicado con Argentina, el presidente José Mujica se mostró preocupado por la cantidad de energía que Uruguay compra a ese país y por los precios que se paga para conseguirla.
El tema fue abordado por el mandatario con jerarcas del Ministerio de Industria y de la Administración Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas (UTE), que trazaron un plan para depender cada vez menos de Argentina, dijeron fuentes oficiales.
Por eso el directorio de UTE aprobó un nuevo “proceso competitivo” que se lanzará esta semana para alquilar más máquinas generadoras, sistema que se utilizó este año en un invierno de baja hidraulicidad, que elevó los costos de la empresa estatal.
La idea de alquilar equipos generadores, según trascendió, fue del gerente general de UTE, Carlos Pombo, y en los hechos probó que el arrendamiento es más económico que comprarle a Argentina.
Una fuente gubernamental dijo que Mujica habló de tener “un as en la manga” y empezar a cortar con la necesidad de comprarle a Argentina un bien que no le sobra. La idea presidencial surgió en previsión de una eventual reacción que pueda llegar desde el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ante la descalificación de la empresa Electroingeniería en la licitación de UTE para instalar una planta de generación de ciclo combinado en Punta del Tigre.
Esa licitación, la más grande del país, por US$529 millones, fue ganada por Hyundai y la obra comenzará una vez que se expida el Tribunal de Cuentas, lo que se espera para los próximos días, según comentó el presidente del ente, Gonzalo Casaravilla, con motivo de celebrarse los 100 años de la compañía.
Sin embargo, otros jerarcas del gobierno no ven lo de Electroingeniería como un “inconveniente mayúsculo” porque “perdió la licitación en buena ley” y aseguraran que así lo aceptó la Secretaría de Energía de Argentina, aunque reconocen que en la relación general con el vecino país es un elemento conflictivo.
Argentina y Uruguay tienen varios puntos pendientes de resolución, como el dragado del canal Martín García en el Río de la Plata, las trabas a las importaciones y el cepo cambiario que complica a inversionistas y a los que piensan veranear en las playas uruguayas.
De todos modos en el gobierno siempre recuerdan que hasta en el peor momento del relacionamiento entre los presidentes Tabaré Vázquez y Néstor Kirchner por los puentes cortados, el vínculo en materia energética funcionó bien.
La experiencia muestra que en los últimos 30 años se confió que el gas llegaría desde Argentina y eso falló; también se pensó que la integración aseguraría precios más competitivos y eso tampoco se pudo lograr.
“Alquilar asegura estar cubiertos ante cualquier contingencia, ya sea una decisión administrativa de Argentina o un nuevo invierno seco que afecte las represas”, dijo un gerente de UTE.
En el último invierno el arrendamiento de máquinas permitió generar hasta 200 megavatios (MW/h) y el nuevo llamado será por una cantidad similar. Con esos 400 megavatios asegurados, prácticamente no habrá necesidad de comprarle a Argentina.
Con ese país también está el problema de los precios. Técnicos de UTE explicaron que el precio de las compras internacionales de energía se pacta en lo que se conoce como mercado spot, que significa comprar al precio más alto a que se esté generando el megavatio.
Argentina produce mucho más caro en materia de generación y cuando Uruguay necesita comprar incluye en su parque a máquinas obsoletas –según creen en UTE– lo que elevan considerablemente los costos (a US$ 400 el MW/h), casi duplicando al de las máquinas modernas.
Sin embargo, la falta de energía en la región obliga a Uruguay a tener que aceptar esos valores para atender a una demanda creciente. Pero Argentina también depende de Uruguay y muestra de ello fue que en 2010, la mitad del consumo energético de Uruguay fue vendido a Argentina, que incluso tuvo apagones por no poder satisfacer su demanda.
En este escenario, Mujica, prefiere “estar vigilante” y tener alternativas para enfrentar un próximo invierno sin sobresaltos en lo energético y sin depender de Argentina.