La administración de José Mujica licitará una obra que demandará una inversión de entre US$800 y US$900 millones, convencida de que este proyecto será un espaldarazo para reducir la alta dependencia energética de los países de la región y del petróleo, con ahorros en la generación de energía eléctrica que pueden llegar hasta los US$500 millones anuales.
Parece estar más cerca, pero aún es un proyecto ambicioso que para muchos se demoró más de la cuenta. La construcción de la planta regasificadora –que gestó el gobierno del expresidente Tabaré Vázquez– ahora parece cobrar el impulso definitivo con la administración de José Mujica. Primero fue la ubicación, el tamaño, la viabilidad económica, entre otras variables, las que retrasaron la salida del pliego licitatorio. El proyecto tampoco escapó a la relación compleja que atraviesa el Ejecutivo en la agenda bilateral con Argentina. Luego de un sinfín de reuniones bilaterales técnicas y políticas, el presidente Mujica decidió acelerar la marcha.
Argentina comunicó que tenía otros tiempos y por eso el gobierno se embarcó por su cuenta para licitar una obra que demandará una inversión de entre US$ 800 y US$ 900 millones. El gobierno está convencido de que este proyecto será un espaldarazo para reducir la alta dependencia energética de los países de la región y del petróleo, con ahorros en la generación de energía eléctrica que pueden llegar hasta los US$500 millones anuales, dijo a El Observador el director de Energía, Ramón Méndez.
El funcionario explicó que el Ejecutivo decidió mantener en el pliego una planta con una capacidad de 10 millones de metros cúbicos (m3), pese a que Argentina no participa directamente del proyecto. “Los razonable era ir por una planta que sirva para 15 años atendiendo la evolución de la demanda local y, por otro lado, siempre está la posibilidad de venderle a Argentina”, comentó.
Méndez aseguró que al gobierno “los números le cierran” solamente tomando en cuenta las sinergias que generará esta obra con la apertura del puerto de Puntas de Sayago, la expansión del Polo Industrial Naval y al ahorro “sustantivo” en la generación de energía eléctrica. Asimismo, en caso que Uruguay exporte el excedente de gas a Argentina o le venda energía eléctrica –al igual que a Brasil–, puede “redundar en una ganancia para el país superior a US$ 1.000 millones ”, destacó el director de Energía.
Argentina no tiene actualmente ninguna regasificadora tan cerca del centro de consumo de Buenos Aires, una de las zonas con mayor déficit energético.
No obstante, hace una semanas el secretario de Energía argentino, Daniel Cameron, declaró a Búsqueda que no era seguro que se importara gas desde Uruguay porque su país tenía yacimientos importantes no convencionales de hidrocarburos para explotar. Empero, para que Argentina acceda a estos combustibles fósiles deberá invertir cifras millonarias para su extracción. Ese proceso, además, requiere un tiempo prudencial y Argentina arrastra desde hace años un déficit muy grande de gas natural para satisfacer los picos de consumo que tienen en verano e invierno.
Por eso es altamente probable que Argentina se vea en la necesidad de tomar el excedente de 5 millones de m3 que podrá ofrecerle Uruguay a partir de 2014. El consumo de gas natural licuado (GNL) de Argentina es hoy de 150 millones de m3 y está topeado, producto de la escasez de este combustible.
Operación. El modelo de negocio que diseñó el gobierno en la licitación se fijó para un plazo de 15 años. Ese será el tiempo durante el cual el privado que instale la planta recibirá un canon de
US$120 millones por la operación de la misma y las obras de infraestructura. La escollera que construirá Gas Sayago (la sociedad anónima que conformaron UTE y ANCAP para la planta) será de alrededor de 1,5 kilómetros y luego la ANP la ampliará en 500 metros.
Además, se dragará un canal de acceso a Puntas de Sayago para permitir el atraque de los barcos que trasladen el GNL y se construirán muelles. Esta obra tendrá un costo de US$ 400 millones.
El gobierno repagará la inversión en infraestructura en Puntas de Sayago al privado con un canon y, por otro lado, otra tarifa anual por el arrendamiento de la regasificadora y su operación.
Según explicó Méndez, tomando solamente las necesidades de gas que tendrá Uruguay en 2014, la planta le originará un ahorro automático de más de US$100 millones por año, solo con la generación de energía eléctrica, tomando como base un año medio de hidraulicidad.
Sin embargo, esa cifra puede trepar hasta US$500 millones por año si el país atraviesa un déficit hídrico como el que tuvo en 2009 o este año. Esto está dado por la diferencia que hay entre generar energía con gas y derivados de petróleo.
En el primer caso, el precio por MWh ronda los US$130, mientras que con los derivados del crudo supera los US$ 250 por MWh. “Con un año seco que tengamos, estamos repagando la mitad de la obra”, culminó Méndez.