El banco redujo sus pronósticos a tres, seis y doce meses para los precios del metal precioso - actualmente cerca de US$1.700 la onza - a US$1.825, US$1.805 y US$1.800 la onza, respectivamente.
Londres. Goldman Sachs recortó este miércoles sus proyecciones sobre el precio del oro para el 2013 y dijo que el actual ciclo del lingote posiblemente se revertirá el próximo año, puesto que un alza real en las tasas de interés debido a mejoras económicas opacará cualquier expansión de la hoja de balance de la Reserva Federal (Fed).
Goldman Sachs redujo sus pronósticos a tres, seis y doce meses para los precios del oro - actualmente cerca de US$1.700 la onza - a US$1.825, US$1.805 y US$1.800 la onza, respectivamente.
También introdujo un pronóstico para el 2014 de US$1.750 la onza, en una sugerencia de que el aumento de los precios podría desacelerarse.
"A mediano plazo (...) el panorama para el oro está atrapado entre fuerzas opuestas de más estímulos de la Fed y un incremento gradual de las tasas de interés reales por un mayor crecimiento económico en Estados Unidos", dijo Goldman Sachs en un reporte.
"Nuestro modelo sugiere que un mejor panorama económico para Estados Unidos se verá compensado por una nueva expansión de la hoja de balance de la Fed y que el ciclo de los precios del oro posiblemente se revertirá en el 2013", agregó.
El banco agregó, sin embargo, que los riesgos a sus proyecciones de crecimiento siguen siendo elevadas, especialmente debido a la incertidumbre sobre el llamado "abismo fiscal" en Estados Unidos, y dijo que determinar ahora los niveles de precios del oro era un "ejercicio difícil".
Los precios del oro se dirigen a su décimo segundo año de crecimiento en el 2012, en medio de tasas de interés en niveles mínimos, preocupaciones por la estabilidad financiera de la zona euro y una diversificación al lingote por parte de los bancos centrales.
El banco dijo que sus previsiones sobre precios más altos del oro en los últimos años estuvieron motivadas por tasas de interés reales ultra bajas y compras del metal por parte de bancos centrales, las que el año pasado alcanzaron su nivel máximo desde la década de 1960 a 455 toneladas.