Las perspectivas para la industria petrolera son turbias: puesto que no se avecina el fin de la sobreproducción de crudo, la esperanza de que los precios vuelvan a subir se ha desvanecido.
Debido a la sobreoferta mundial, el precio del petróleo se ha reducido casi a la mitad desde mediados de 2014. Esto se debe en parte al aumento de la producción en el marco del auge del petróleo de esquisto en EE. UU.
Además, ha caído la demanda como consecuencia de la debilidad económica de grandes consumidores como China y otros países en desarrollo. Actualmente el barril de Brent cuesta 40,94 dólares.
Decisión de la OPEP reduce los precios. El viernes pasado, la OPEP decidió aplazar la decisión de recortar la producción de crudo y mantener las cuotas actuales de petróleo. Según Sanjiv Shah, estratega jefe de Sun Global Investments, la presión sobre los precios del petróleo seguirá aumentando como consecuencia de la estrategia anunciada por la OPEP.
En cambio, el Banco Mundial ve un rayo de esperanza para los países productores y pronostica para 2016 un precio promedio de US$51 por barril. Con ello, solo estaría un dólar por debajo del precio promedio esperado para 2015.
Por su parte, Eugen Weinberg, experto en materias primas del Commerzbank, cree que tras el anuncio de la OPEP los precios del crudo seguirán estando a la baja por mucho tiempo. “Esto no solo afectará a las economías exportadores de petróleo de la OPEP, sino también a países productores de petróleo como Rusia, México y Noruega”, dice Weinberg a DW. El Fondo Monetario Internacional también augura problemas a países como Venezuela, Irak o Nigeria.
La oferta de petróleo seguirá siendo alta. El Banco Mundial advierte que la oferta de petróleo seguirá siendo alta, puesto que con Irán regresa al mercado un importante productor del combustible fósil. Después de que Teherán y Occidente alcanzaran un acuerdo sobre el programa nuclear iraní, la extracción de petróleo en el país asiático probablemente volverá a aumentar.
Asimismo, el próximo año los precios del petróleo podrían resentir los efectos de una desaceleración de la economía mundial, que frenaría la demanda de energía. De acuerdo con el FMI, la fuerte caída de los precios de las materias primas representa uno de los mayores riesgos para la coyuntura. “Los precios bajos no son solo una buena noticia para los consumidores”, señala la Agencia Internacional de la Energía en un informe. Por un lado, existe el riesgo de que no se lleven a cabo importantes inversiones en la extracción del petróleo. Por otro, podría aumentar la dependencia de productores del Cercano Oriente cuyos costos de extracción sean especialmente bajos.
Expertos incluso creen que el precio del petróleo podría caer a los US$20 por barril. No obstante, en ese caso, “se reduciría la oferta de petróleo, con lo cual el precio volvería a subir”, señala Spencer Welch, experto en mercado del petróleo de la asesoría de empresas londinense IHS.
En general, Welch está convencido de que los bajos precios del crudo son malos tanto para la industria de la fracturación hidráulica como para el desarrollo de las energías renovables.