Le critican escasa presencia en Brasil, relaciones débiles con China, que no tiene sinergias de las redes de sucursales, no tiene experiencia propia, y tampoco se atreve a llamarlo banca de inversión.
Nueva York. Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) quiere frenar las elevadas expectativas que rodean sus planes de banca de inversión en América Latina, Asia y Estados Unidos. Prefiere utilizar el término de "banca mayorista" y desvía la atención de la idea de expansión agresiva.
Esto es o bien un reflejo del clima intelectual o el comienzo de un costoso error estratégico.
El modelo al que el BBVA debería aspirar es el de Standard Chartered PLC --especialista en Asia--, que ha construido un exitoso negocio de banca de inversión de bajo perfil basándose en unas sólidas relaciones corporativas.
En el caso del BBVA, es difícil ver dónde se pone la primera piedra.
En las cuentas de BBVA figuran los ingresos de su banca mayorista -banca de inversión para el resto de nosotros- y la división de gestión de activos, escondidos debajo de los ingresos regionales, excepto en Asia, donde los ingresos del banco están desglosados. Necesita más transparencia aquí para que todo el mundo pueda ver lo que está pasando.
¿Y qué pasa con sus ambiciones? BBVA afirma que invertirá 400 millones de euros, unos US$560 millones, en reforzar sus plataformas de tecnología y contratar otros 1.000 empleados en tres años para ayudarle a "captar clientes" en lugar de "cazar acuerdos". Hasta ahora, tiene sentido. Pero el riesgo de ejecución es alto.
Sus actuales cuotas de mercado están atomizadas. Miremos el caso de Latinoamérica: este año, BBVA ocupa el puesto número 21 en cuanto a colocación de valores en el mercado de capitales, el 73 en cuanto a asesoría en fusiones y adquisiciones y el puesto número 15 en los mercados de deuda, de acuerdo con Dealogic. Ha participado en ocho operaciones con un valor total de US$1.500 millones.
También estará compitiendo por la plantilla en esas mismas regiones en crecimiento donde otros bancos de inversión han estado contratando, como BTG Pactual en Brasil, que está entre los 10 primeros puestos tanto en fusiones y adquisiciones como en colocación en mercados de capitales en América Latina.
Los clientes de BBVA procederán principalmente de Latinoamérica, donde ya tiene unas buenas relaciones, especialmente en México, y donde los clientes españoles hacen negocios. Telefónica, en la que BBVA posee casi un 7%, será una fuente de negocios.
BBVA, al igual que el resto de sus rivales, cree que el comercio con China, India y América Latina seguirá creciendo y que puede ganar dinero ahí. En cambio sus relaciones con China siguen siendo débiles y casi no tiene representación en Brasil. BBVA controla un 15% de China Citic Bank Corp., con la opción de elevar su participación hasta el 20%. Sus incursiones allí están limitadas a unos pequeños acuerdos de financiación al consumo y a un acuerdo para ayudar a las compañías chinas en Latinomérica.
Las redes de sucursales, las que ya existen y las nuevas, no tendrán ingresos masivos de la banca de inversión, y BBVA tendrá que implantar directivas y sistemas para poder dar servicio a los clientes corporativos y construir su reputación.
Standard Chartered ha basado su crecimiento en la banca de inversión y en mejorar las relaciones con sus clientes, respaldado por una sólida red en determinados países, y ahora en una alianza estratégica con Agricultural Bank of China. BBVA no tiene nada de esto en Asia y es probable que el mercado sea escéptico a que Citic lo ofrezca. BBVA es quien ofrece a Citic la pericia más actual en banca.
Hace una década, el beneficio de Standard Chartered No tiene presencia en Brasil, sus relaciones con China son débiles, no tiene sinergias de las redes de sucursales, no tiene experiencia propia, y tampoco se atreve a llamarlo banca de inversiónse dividía en un 50%/50% entre banca de consumo y banca mayorista. Una década más tarde, en el primer semestre del año, más del 70% del beneficio operativo de Standard Chartered provenía de su banca mayorista.
BBVA no ha anunciado muchos objetivos pero está continuamente restando importancia a su negocio español donde, pese a la prolongada y fuerte desaceleración económica, aún obtiene un tercio de sus ingresos.
BBVA ha dicho que quiere que su división de banca mayorista contribuya con hasta un 30% a los beneficios -antes de provisiones-, lo que significa que si todo lo demás permanece igual, la división tiene que encontrar 300 millones de euros extras al año.
No tiene presencia en Brasil, sus relaciones con China son débiles, no tiene sinergias de las redes de sucursales, no tiene experiencia propia, y tampoco se atreve a llamarlo banca de inversión. Aparte de eso, las futuras aventuras del BBVA serán éxitos seguros.