"Hubo un momento en que el personal de la empresa no quería ni manipular transformadores a menos que estuvieran vestidos con trajes súper especiales", comenta Kirby Arguijo, especialista en prevención de riesgos de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) de Honduras. El temor de los trabajadores era el posible contacto con bifenilos policlorados (conocidos comúnmente por las siglas en inglés, PCB), un componente químico perjudicial para la salud y para el medio ambiente.
En Honduras este componente químico se encuentra en la red de distribución eléctrica a nivel nacional, según la Secretaría Nacional de Recursos Naturales y Ambiente (Serna). Específicamente, en los transformadores, como aislantes entre las bobinas eléctricas. A pesar de que se desconoce el número exacto de equipos o residuos contaminados con PCBs, la Serna elaboró en 2008 una muestra con 1,459 equipos, de los cuales el 4,31% presentó contaminación. La mayoría era propiedad de la ENEE.
Con el objetivo de reducir la cantidad de estos materiales contaminados, la ENEE ha venido realizando esfuerzos en la identificación y eliminación de deshechos contaminados desde 2005. En 2013 emprendió una nueva iniciativa para sustituir transformadores en uso, comprar equipos de distribución conexos y eliminar los PCBs.
La iniciativa forma parte del Proyecto para el Aumento de la Eficiencia del Sector de la Energía Eléctrica (Promef), que es financiado con US$28 millones por el Banco Mundial y que busca, entre otros, "rehabilitar las subredes regionales de distribución de la empresa de energía", según Mariano González, gerente del proyecto en el Banco Mundial.
Cáncer y otros efectos. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la presencia de PCB aumenta el riesgo de padecer diversas formas de cáncer, afecta la reproducción humana y está vinculado a efectos neurológicos e inmunológicos. Según esta organización la contaminación en personas por PCB ocurre principalmente por consumo de alimentos contaminados o a través del aire o el agua en lugares con alta concentración de estas substancias. La contaminación por contacto no suele ocurrir, y cuando ocurre es, por ejemplo, por inmersión en aguas con este material.
La eliminación de los PCB en Honduras está incluida en convenios internacionales como los de Estocolmo, Basilea y Rotterdam destinados al manejo de sustancias tóxicas, de los cuales Honduras es signataria. El gobierno impulsa, además, este tipo de iniciativas a través de la Política Nacional para la Gestión de Productos Químicos, según consigna el Banco Mundial en si sitio web.
El proceso de eliminación de los PCB se ha iniciado hasta el momento en las localidades de Danlí, San Lorenzo, Jícaro Galán y Pespire. Primero se realizó una identificación de los equipos contaminados todavía en uso y se reemplazaron por equipo nuevo. Posteriormente se procedió a clasificarlos para trasladarlos a una bodega, donde serán almacenados, según explicó Kirby Aguijo.
La bodega cuenta ya con un manual oficial definido para manejo y traslado de transformadores potencialmente contaminados y podrá tenerlos resguardados y seguros hasta que se pueda volver a realizar un proceso de eliminación.
Ahorro y eficiencia. Con el trabajo realizado se ha logrado impactar en dos áreas. Por un lado, según comenta Kirby Aguijo, la sustitución de transformadores viejos y deficientes por nuevos transformadores con mejor capacidad implicó un cambio de voltaje en la red que reduce en 1,45% las pérdidas, es decir, un ahorro mensual para la ENEE de al menos 14 millones de lempiras, ya que es energía que ya no se inyecta al sistema. Además, dado que los transformadores reemplazados eran muy viejos y tenían alta probabilidad de estar contaminados con PCB, se logró darles el tratamiento adecuado para su eliminación.
Esta no es la primera iniciativa que se realiza en Honduras para eliminar los PCB. El año pasado el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en coordinación con PROMEF, logró eliminar 111,6 toneladas de residuos peligrosos que exportó a Europa, para ser destruidas de forma ambientalmente segura, según un comunicado de la Secretaría de Energía, Recursos Naturales, Ambiente y Minas (MiAmbiente).
De acuerdo a la OMS, los residuos con PCB no se pueden eliminar fácilmente sin que contaminen el medio ambiente y a la población. Esos materiales tienen que ser tratados como residuos peligrosos, y lo mejor es destruirlos mediante incineración a altas temperaturas en instalaciones especializadas.
Para la eliminación de PCBs se tuvo que capacitar al personal de la ENEE, explicó Lourdes Retes, especialista en Seguimiento y Monitoreo de PROMEF, quién señala que eso permitió que la eliminación de los materiales se realizara de forma coordinada y con la correspondiente precaución. Agregó que esto es importante ya que con ello “Honduras se convierte en pionero en la eliminación de PCBs en Centroamérica”.
Para Kirby Arguijo la iniciativa benefició de forma directa a la ENEE ya que deja “una bodega con estándares internacionales para el almacenamiento de transformadores contaminados y personal capacitado a nivel nacional con conocimiento sobre PCBs y procedimientos de cómo tratar estos materiales”.
La eliminación de los PCBs de la red eléctrica es solo uno de los objetivos del proyecto Promef, que en general busca “mejorar el desempeño financiero y operacional de la ENEE, contribuyendo a la sostenibilidad del sector eléctrico en Honduras”, según explicó Mariano González, gerente del proyecto en el Banco Mundial. En 2014 la ENEE registró pérdidas de más de US$1 millón diarios, equivalente al 1,3% PIB.
Como parte del proyecto también se ha contribuido a la "mejora de alrededor de 70 kilómetros de la red primara, la sustitución de más de 300 postes deteriorados, la disminución de recursos utilizados para el mantenimiento de estas redes y la reubicación de líneas que dificultaban los trabajos de mantenimiento", explicó Kirby Arguijo.