Desde el polo agroexportador de Rosario sale el 85% de las ventas al exterior de granos y productos procesados, como aceites, harinas y pellets de soya, en los que la Argentina es uno de los principales abastecedores a nivel mundial.

Buenos Aires. Una huelga que afecta desde hace dos semanas al puerto argentino de Rosario ha dejado en suspenso los embarques al exterior de soya, principal cultivo del país.

El polo agroexportador afectado se ubica 300 kilómetros al norte de Buenos Aires y desde allí sale el 85% de las ventas al exterior de granos y productos procesados, como aceites, harinas y pellets de soya, en los que la Argentina es uno de los principales abastecedores a nivel mundial.

Una huelga iniciada en reclamo de mejores salarios, paralizó la actividad, por lo que al menos 35 buques cargueros quedaron detenidos, sin carga.

Este miércoles, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advirtió en un comunicado sobre las "gravísimas consecuencias del conflicto gremial".

"El prolongado conflicto que enfrenta a los trabajadores aceiteros con las empresas industriales y exportadoras del sector ha escalado de tal forma que los perjuicios ocasionados ya trascienden a las partes en pugna", subrayó la BCR.

La entidad enfatizó que "la validez o razonabilidad de los argumentos que puedan esgrimirse para fundamentar los planteos no justifica la recurrencia a modalidades compulsivas y desmedidas, como el bloqueo de puertos y fábricas en forma ininterrumpida desde hace semanas".

Argentina es el tercer exportador mundial de soya, pero, según la BCR, "la disputa está fuera de control y ha derivado en la imposibilidad de concretar entregas de granos de productores en plena época de cosecha, generando enormes problemas logísticos, que disparan costos de embolsado innecesarios en una campaña con resultados sumamente ajustados".

A ello se suma, dijo la entidad, la "nula operatoria comercial de los mercados de concentración de negocios; el virtual corte de la cadena de pagos, con lo que los efectos se advierten no sólo en los propios eslabones de la cadena de comercialización, sino que también impactan en los más diversos proveedores de bienes y servicios".

Además, se asiste a "cuantiosas pérdidas económicas por incumplimientos de compromisos de embarques; la paralización de exportaciones de granos y derivados, con inmediatos efectos en la menor entrada de divisas al país y la caída de los ingresos fiscales".

En ese marco, la BCR instó "a encauzar la resolución de los conflictos a través de un diálogo maduro, evitando caer en la intolerancia o la imposición de la razón por la fuerza. Y también apela a las autoridades oficiales, a no permanecer indiferentes frente a situaciones en que los reclamos llegan a comportamientos desmedidos que afectan los derechos generales y la seguridad de personas y bienes".

Las protestas se iniciaron en reclamo de un salario mínimo para los trabajadores de 14.931 pesos (US$1.659), ya que ése es el monto que estimaron para adquirir una canasta básica de alimentos cada mes.

Por su parte, el analista agropecuario Alejandro Ramírez dijo: "Sobre llovido, mojado. Con la cosecha a pleno, los puertos del Río Paraná hace 15 días que se encuentran inactivos".

"El comercio de granos oleaginosos se encuentra prácticamente paralizado, porque nadie quiere vender sin saber en que momento podrá entregar la mercadería y cobrar. Y del lado de los compradores, ven que si dan precio, el negocio no se terminará de concretar hasta finalizado el conflicto gremial", observó el experto.

"Difícil momento están viviendo los productores de granos de nuestro país, que ven que tienen mucha cantidad de mercadería sin vender (trigo y soya del año pasado) más lo que se cosechó este período como trigo, cebada, centeno o que se está cosechando ahora -girasol, sorgo, maíz y soya-. Algunos intentan vender su producción y se encuentran con la imposibilidad de hacerlo", lamentó.

Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la cosecha de soya sería récord este año, con 60 millones de toneladas en el país.