La práctica, que se utiliza para el riego de cultivos y pastizales, para uso agroindustrial y para el aprovechamiento en fincas particulares se ha extendido masivamente, afectando la actividad económica.
Ciudad de Guatemala. La ausencia de una ley de aguas y una norma de ordenamiento territorial causa que el robo de caudales sea cada vez más frecuente y ocurra con absoluta impunidad, a pesar de que la usurpación de aguas es un delito tipificado en el Código Penal y se sanciona con prisión de uno a cinco años, además de multas.
La impunidad en este sentido es tal que en el Organismo Judicial ingresaron 76 casos del 2012 al 2013 y se reportaron nueve sentencias absolutorias y ninguna condenatoria.
Según datos del Ministerio Público (MP), del 2012 a la fecha se presentaron 174 denuncias por este ilícito y se formularon 10 acusaciones, pero apenas se consiguieron dos condenas este año.
Es difícil establecer a ciencia cierta los puntos de desvío, debido a la falta de control de parte de las autoridades responsables de velar por la conservación y el aprovechamiento del vital líquido, pero un efecto directo —y evidencia de la práctica ilegal— es la baja de los caudales de los afluentes, que afecta a las comunidades.
De acuerdo con el boletín hidrológico del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), los ríos Achiguate, en Siquinalá, Escuintla, y el Polochic, en Panzós, Alta Verapaz, están en nivel de déficit, no solo por la baja en las lluvias, sino por el desvío de los caudales.
El primero tiene un nivel de 0.44 metros, cuando el límite inferior debería ser de 0.50. El segundo tiene 0.78 metros y el nivel mínimo aceptable es de 1.17 metros.
Eddy Sánchez, director del Insivumeh, dijo que los ríos que presentan baja en sus niveles tienen déficit incluso antes del inicio del verano. Afirmó que es posible deducir que los niveles deficitarios se relacionen con desvíos.
“No puedo confirmar si el déficit es causado por desvíos para riego, pero esa es una actividad común en la Costa Sur”, refirió, y explicó que uno de los problemas implícitos en el desvío de ríos es que se “compromete el agua para el consumo de las poblaciones”.