En entrevista con Xinhua, el director general de la AMIA, Fausto Cuevas, sostuvo que por ahora no existe una medida concreta de Estados Unidos, el principal destino de los vehículos ensamblados en México.
México. La industria automotriz mexicana mantiene la apuesta de aumentar su producción hasta en un 50% para 2020, sin importar si se materializan las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de cobrar aranceles a la importación de vehículos, dijo un alto funcionario del sector.
En entrevista con Xinhua, el director general de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), Fausto Cuevas, sostuvo que por ahora no existe una medida concreta de Estados Unidos, el principal destino de los vehículos ensamblados en México, y que hay la expectativa de producir 5,2 millones de autos y exportar el 80% de ellos (4,1 millones).
La meta implica que la producción y exportación crezcan para 2020 en un 50% desde los 3,4 millones de autos que México manufacturó y los 2,7 millones que vendió al exterior durante 2016, cifras que son un récord histórico para la industria del país.
"No tenemos información que nos permita pensar lo contrario. Esta situación deberá resolverse tarde o temprano, y una vez que se resuelva veremos cuál es el saldo de lo sucedido", planteó Cuevas.
Trump ha enfilado baterías desde su campaña electoral contra la manufactura mexicana, especialmente la automotriz, alegando que quita empleos a su país vía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), acuerdo que facilita a las compañías estadounidenses trasladar sus plantas a México.
El republicano amenazó durante su campaña con gravar un 35% la entrada de automóviles mexicanos como medida punitiva para alentar la inversión en Estados Unidos, aunque ya en la presidencia no ha presentado una propuesta formal al respecto.
La aplicación del impuesto supondría dificultades para una industria que se ha convertido en la séptima productora y la cuarta exportadora mundial de vehículos ligeros, en parte por el TLCAN y su vecindad con el mercado estadounidense, que en 2016 acaparó el 77% de la producción.
Los temores en torno al futuro del segundo sector manufacturero más grande de México, sólo detrás del agroalimentario, arreciaron cuando en enero pasado la multinacional Ford canceló la construcción de una planta en el norteño estado de San Luis Potosí para dirigir parte de la inversión a su fábrica en Detroit.
Para la AMIA es aún prematuro hablar de efectos en la industria automotriz, que genera 1,8 millones de empleos directos e indirectos en el país, porque el gravamen planteado por Trump está sólo en el terreno de la especulación.
El gobierno mexicano ha dicho que no admitirá que se impongan aranceles a productos mexicanos dentro de la eventual renegociación del TLCAN, proyectada para iniciar en junio próximo a pedido de la administración de Trump.
Cuevas expuso que el organismo y sus asociados, entre los que figuran Ford, General Motors y Fiat, Chrysler Automóviles (FCA), estudian los aspectos que el sector estaría dispuesto a revisar y en los que rechazaría cambios en el marco de la revisión del pacto comercial vigente desde 1994.
Los planteamientos de la industria serían presentados dentro del proceso de consultas que el gobierno abrió con el sector privado para determinar los parámetros que guiarán la posible revisión del acuerdo.
"Lo que habría que revisar es cómo está el tratado para nuestro sector y dónde habría oportunidades y dónde no podemos aceptar cambios", explicó el director general.