El Instituto Acero Brasil, que representa al sector del acero, divulgó este jueves que espera que las ventas internas sean este año inferiores a las de 2018, con 18,5 millones de toneladas.
Río de Janeiro. La industria del acero brasileño espera finalizar 2019 con una caída del 6,7% en las exportaciones, de 13 millones de toneladas, y un aumento del 2,1% en las importaciones (2,5 millones de toneladas), informaron fuentes del sector.
El Instituto Acero Brasil, que representa al sector del acero, divulgó este jueves que espera que las ventas internas sean este año inferiores a las de 2018, con 18,5 millones de toneladas.
Sobre el consumo aparente, se espera un total de 20,7 millones de toneladas comercializadas, lo que significa una caída del 2,4% comparación con el año pasado.
Para el presidente del instituto, Marco Polo de Mello Lopes, 2019 fue un año difícil para el sector. "El primer semestre fue muy malo. Diría que la economía frustró las expectativas de los que tenían esperanza de una retomada más vigorosa", comentó.
En los próximos cinco años, se espera que las compañías del segmento en Brasil inviertan US$9.000 millones.
Otro desafío es en relación a la utilización de la capacidad instalada de la industria del sector, alrededor del 64%. Según Lopes, lo ideal sería estar alrededor del 85%, aunque para ello se tendría que lograr una producción de 9,5 millones de toneladas y generar 203.863 empleos, directos e indirectos.
Por otro lado, el optimismo recae en la recuperación de la construcción civil e infraestructura, así como la ampliación de la participación de la industria del sector del petróleo, gas y energía renovable.
El dirigente admitió la preocupación en el sector por el anuncio del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de aumentar las sobretasas a las importaciones de acero y aluminio de Brasil y Argentina.
"Todos nosotros fuimos sorprendidos, porque no tiene lógica la posición del presidente Trump, está fuera de cualquier sentido técnico. La afirmación de que Brasil manipula su cambio no tiene sentido. No tiene pie ni cabeza decir que el agricultor americano queda perjudicado. La agricultura no tiene nada que ver con el acero", dijo Lopes.