Los industriales del sector dicen que en el país el 50% de las cosechas de fruta se pierde porque no se tiene una cadena de frío adecuada. Dicen que las oportunidades son enormes.
¿Qué tienen en común el negocio de las flores, la industria cárnica y los laboratorios farmacéuticos? Ninguno de los tres, aunque usted no lo crea, podría sobrevivir un solo día sin ventilación, refrigeración o aire acondicionado. Se estima, por ejemplo, que por cada minuto que las rosas, los claveles o las astromelias de exportación no estén en las condiciones de temperatura adecuadas pierden un día de vida. Es decir, si las flores que se cultivan en la sabana de Bogotá se quedan 15 minutos por fuera de la cadena de frío no tendrán otro destino que la basura o el abono.
¿Qué tienen en común el negocio de las flores, la industria cárnica y las farmacéuticas? Ninguno de los tres, aunque usted no lo crea, podría sobrevivir un solo día sin ventilación, refrigeración o aire acondicionado. Se estima, por ejemplo, que por cada minuto que las rosas, los claveles o las astromelias de exportación no están en las condiciones de temperatura adecuadas, pierden un día de vida. Es decir, si las flores que se cultivan en la sabana de Bogotá se quedan 15 minutos por fuera de la cadena de frío, no tendrán otro destino que la basura o el abono. Lo mismo pasa, a mayor escala y con consecuencias económicas y de salud más graves, con la carne y las vacunas.
No hay que ser un científico experto para saber que si la temperatura de un contenedor lleno de dosis para prevenir la polio o el tétanos se altera, los componentes médicos perderían su efecto y podrían causar daños colaterales. Con la carne pasa algo similar: toda la cadena, desde el sacrificio hasta el fogón, necesita una temperatura específica para que el alimento dure más y mantenga un buen estado.
Por eso, Claudia Sánchez, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Acondicionamiento del Aire y de la Refrigeración (Acaire), afirma que poco a poco el sector se ha ido consolidando como el amigo invisible e indispensable de los empresarios colombianos. “Nadie nos conoce, pero todo el mundo nos necesita. Somos un elemento transversal a cualquier industria y estamos presentes en la vida cotidiana de las personas”. A pesar de la importancia de este sector en la conservación de los productos, hoy el 50% de las cosechas de fruta se pierde porque el país no tiene una cadena de frío adecuada.
De acuerdo con un informe de Procolombia, la capacidad instalada de bodegas refrigeradas se queda corta para las necesidades del país. Desde la IARW (International Association of Refrigerated Warehouse) se ha logrado identificar que en el mundo existen más de 460 mil millones de metros cúbicos disponibles para almacenamiento en frío, de los cuales sólo 0,85 millones de metros cúbicos se ubican en Colombia.
La realidad es que el negocio del aire acondicionado en el país genera cerca de 50 mil empleos y mueve más de US$1 billón al año (US$346,7 millones), con un crecimiento de alrededor de 7%. Sánchez asegura que las funciones de la industria son infinitas. Desde la ventilación de túneles, parqueaderos y minas –única forma de extraer el CO2, disminuir la polución e inyectar aire nuevo– hasta la nevera de los hogares.
Además, si tenemos en cuenta que 80 % de las ciudades en Colombia son de clima cálido, el uso del aire acondicionado ha dejado de ser un lujo y se convirtió en un indicador de calidad de vida. Luis David Suesca, gerente de LDS Ingeniería, asegura que en Neiva el trabajo y la vida cotidiana sin aire acondicionado serían imposibles. Por eso, la mayoría de hoteles, centros comerciales y conjuntos residenciales en donde la temperatura promedio supera los 28 grados centígrados tienen sistemas de aire acondicionado integrados y permanentes.
La tecnología ha sido una pieza clave en la búsqueda de la temperatura perfecta, afirma Claudia Sánchez cuando expone los resultados de la reciente investigación de Acaire, en la que se demuestra que en los últimos diez años, la temperatura de 16 ciudades del país ha aumentado significativamente y que el nivel del aire acondicionado de un avión en Bogotá no puede ser igual en el mismo avión en el aeropuerto de Cartagena.
El estudio, que midió la temperatura y la humedad en Barranquilla, Medellín, Leticia, Santa Marta, Cali y otras once ciudades, 24 horas, todo el año, durante una década, registró más de 2’800.000 datos. Ahora, el reto es que las más de 3.000 empresas del sector, incluidas compañías consultoras, diseñadores del sistema, multinacionales que distribuyen los equipos y contratistas que instalan y mantienen las redes del aire, aprovechen los resultados del informe.
Sin embargo, el aumento exponencial de la industria trae consigo dos grandes desafíos. Por un lado, parece urgente tomar medidas que disminuyan la contaminación y el deterioro de la capa de ozono generadas por los refrigerantes artificiales. Por el otro, los usuarios les piden a las empresas encontrar la temperatura de confort ideal dependiendo del clima específico de cada región.
Juan Carlos Rodríguez, gerente de ventas de Samsung, una de las productoras de aire acondicionado más importantes en Colombia, asegura que la tecnología puede ser la solución para ambos problemas. “Nuestros productos tienen enfoque de alta eficiencia energética, usamos refrigerantes ecológicos y nuestros componentes electrónicos son libres de plomo. Además, invertimos billones de dólares en investigación y desarrollo para diseñar dispositivos con tecnología de punta que mitiguen la producción de CO2”.
Por otra parte, a pesar de que 80 % de las máquinas de aire acondicionado y refrigeración son extranjeras, la industria nacional está creciendo rápidamente. Hoy cuatro grandes empresas locales están produciendo dispositivos con la más alta tecnología y hay consenso en el hecho de que el compromiso del sector es ahorrar energía. “Si los equipos tienen un mantenimiento adecuado, podría haber un ahorro de energía de 30 %”, asegura Sánchez. La magnitud de esta cifra es inmensa, si tenemos en cuenta que el aire acondicionado y el sistema de refrigeración, en un supermercado, producen 80 % de consumo de luz.