El juez federal Sergio Moro dijo que existe amplia evidencia que apoya las acusaciones de fiscales de que el ex director, Nestor Cervero, utilizó dinero de sobornos robado a la compañía para comprar un lujoso departamento en Río de Janeiro.
Sao Paulo. Un juez brasileño condenó el martes al ex director internacional de la estatal Petrobras a cinco años de cárcel por lavado de dinero, el segundo ejecutivo de la compañía en recibir una sentencia en medio de la actual investigación por corrupción.
El juez federal Sergio Moro dijo que existe amplia evidencia que apoya las acusaciones de fiscales de que el ex director, Nestor Cervero, utilizó dinero de sobornos robado a la compañía para comprar un lujoso departamento en Río de Janeiro.
Cervero fue despedido de Petrobras en el 2014 y arrestado en enero cuando bajaba de un avión que llegaba de Europa. También se sospecha que recibió sobornos a cambio de conceder contratos para plataformas de perforación marítima.
El abogado de Cervero, Edson Ribeiro, dijo en un correo electrónico que la condena había sido apresurada y que su cliente planea presentar una apelación.
El enorme escándalo de corrupción ha paralizado los planes de infraestructura de Petrobras y socavó la credibilidad política de la presidenta Dilma Rousseff. Más de 100 personas han sido procesadas y 50 políticos están bajo investigación por supuestamente recibir sobornos.
Paulo Roberto Costa, ex director de Petrobras para el departamento de refinación y suministro, fue sentenciado el mes pasado a seis años y seis meses de cárcel, pero sólo cumplirá un año de la condena en arresto domiciliario porque firmó un acuerdo de colaboración con los fiscales.
Moro dijo que Cervero debería cumplir su condena en prisión inicialmente, lo que deja abierta la posibilidad de que parte de ella sea completada bajo arresto domiciliario.
Fiscales han acusado a ex ejecutivos de Petrobras y a dos decenas de firmas de ingeniería de inflar el valor de servicios contratados y canalizar esos fondos a sus propias cuentas corrientes y a partidos políticos, en un gigantesco esquema de corrupción que según se cree movilizó US$2.000 millones en una década.