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Juguetes y energías renovables: el Gin y el yang de dos chilenos
Domingo, Abril 24, 2011 - 22:46

Hace dos años, dos socios decidieron invertir cerca de US$50.000 en diseñar una línea de juguetes electrónicos ecológicos, uniendo la experiencia de importar productos manufacturados con una tecnología de mini paneles solares que los alimentan de energía.

La relación de Genaro Gin y Pedro Cortés con China data desde hace muchos años. Diez, para ser exactos. Ambos socios incluso llegaron a abrir oficinas cada uno de ellos en Shanghái para importar a Chile artículos electrónicos chinos. 

Pero con el tiempo la sociedad fue mutando. La mujer de Gin trabajó una década en la Comisión Nacional del Medioambiente (Conama) y le metió a su marido el bichito por la sustentabilidad ambiental. Hace dos años, ambos socios decidieron invertir cerca de US$50.000 en diseñar una línea de juguetes electrónicos ecológicos, uniendo la experiencia de importar productos manufacturados con una tecnología de mini paneles solares que los alimentan de energía. Así, como los polos complementarios del Yin y el Yang, nació Biotoys, empresa impulsada por la visión verde de Gin y la proempresarial de Cortés.

“Ésta es una tecnología incipiente, que nosotros creemos va a explotar en 2013”, dice Gin. “Quienes van a cambiar la concepción de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) son justamente los niños, no nuestra generación”. Hoy venden sus productos a la multitienda del grupo Solari, Falabella, pero la idea es conseguir cerrar un trato con un gran distribuidor del mercado local para así poder llegar todas las grandes casas comerciales del país. Y el objetivo no es sólo crecer en Chile, sino que también expandir los horizontes fuera del territorio local. La meta más próxima es que en 2011 la empresa comience a vender sus juguetes en Perú y México.

Hasta ahora la cosa marcha bien. Los dos socios diseñan desde Chile los juguetes y envían los moldes a China, donde se fabrican, para luego importarlos. “Es mucho más barato que producirlos directamente en Chile”, dice Gin. Logrado este proceso, comenzaron a vender sus juguetes en agosto de 2010, llegando a fines del año pasado a facturar cerca de unos US$80.000. La cifra es modesta al lado de los US$ 20 millones anuales que mueve el mercado de los juguetes local, US$7 millones, de los cuales se mueven sólo en Navidad. Por eso, entre otras razones, Gin espera al menos duplicar las ventas este año. Ya están a punto de cerrar un acuerdo con un importante distribuidor que les permitiría colocar sus juguetes en los pasillos de todas las multitiendas locales.

Biotoys espera enviar la primera partida de juguetes a Perú el segundo semestre de 2011 a través de un distribuidor local del país incaico que recibiría los productos directamente de una oficina que Gin y Cortés poseen en la ciudad de Hong Kong. “Ahora, yo soy aún más optimista, porque lo más seguro es que logremos lo mismo con México, un mercado de una gran envergadura que incluso nos podría abrir las puertas al mercado de EE.UU.”, dice Gin.

En la mente de Gin hay dos mercados más a los cuales les gustaría llegar. Uno es Bolivia. Según el socio de Biotoys, los bolivianos pagan inmediatamente en dólares una vez entregado el cargamento, lo que permitiría obtener una mayor liquidez para la compañía. A Bolivia se podría sumar Paraguay, que puede funcionar en el mediano y largo plazo como puerta a un mercado mucho mayor: Brasil.

Pero ése es un sueño que tienen Gin y Cortés. Por el momento, el sol los conducirá por dentro del mercado local y si lo pensado por ellos se da, los paneles solares lograrán dar combustible para salir de las fronteras locales.

Autores

Matías Rodo Yuricevic