A la startup Voyage, centrada en taxis autónomos, se le ha ocurrido una gran idea. Ha contactado con una comunidad de jubilados de California para pedir que permitan a sus vehículos circular. Ambas partes se complementan.
El desarrollo de los coches autónomos implica una gran cantidad de pruebaspara pulir su sistema. La conducción automática necesita corregirse continuamente, aprender de errores y conocer qué situaciones se pueden dar en la carretera para saber reaccionar. Y para todo esto es necesario espacios con una circulación medianamente real, pero controlados.
Así que a la startup Voyage, centrada en taxis autónomos, se le ha ocurrido una gran idea. Ha contactado con una comunidad de jubilados de California para pedir que permitan a sus vehículos circular. Ambas partes se complementan.
Voyage ha encontrado un espacio relativamente amplio –son unos 25 kilómetros de carreteras– para probar sus vehículos sin restricciones legales. Esto es posible porque la comunidad, llamada Villages Golf and Country Club, es propiedad privada. Así que se presenta como un gigantesco laboratorio.
La comunidad cuenta con otras ventajas. Y es que, como no podía ser de otra manera, en las calles hay obstáculos reales. Obstáculos que los coches se pueden encontrar en cualquier situación de tráfico real, como peatones y animales. Existe señalización, que el sistema de los vehículos tendrá que procesar, y se pueden definir trayectos.
Como contrapartida, los 4.000 residentes de esta comunidad tienen opción a desplazarse en taxis autónomos a través del recinto. Para Voyage, esto no deja de ser una prueba, con la que recopilar también conocimiento sobre los deseos de los pasajeros.
Por el momento se trata de vehículos que tienen un conductor asistente, al menos para vigilar los movimientos del coche. Pero la idea es que en el futuro los automóviles puedan conducirse sin la necesidad de la monitorización de una persona. El recinto no permite que los vehículos vayan a más de 40 Km/h , pero es necesario más. De hecho, habitualmente los coches autónomos apenas superan esta velocidad en sus pruebas con tráfico real.
Los taxis autónomos son una de las grandes aplicaciones para el futuro de la tecnología de conducción automática. A medida que el automóvil está dejando de ser el símbolo de poder social que fue durante todo el siglo XX, la tendencia apunta hacia una reducción de vehículos. Y de los que queden, muchos serán de uso compartido.
Por eso ciudades como Tokio –de cara a los próximos Juegos Olímpicos– o Singapur han apostado por los taxis autónomos. Una opción para transportar a un buen número de viajeros sin saturar la ciudad de coches.