La Fiscalía y el Ministerio Público de Brasil aseguran que quien fue la cara de Avianca durante más de 10 años participó de un entramado de corrupción para que uno de sus astilleros se quedara con un millonario contrato. Quien testificó en su contra es, precisamente, el hombre al que le habrían pagado la coima.
La operación más grande de corrupción en Brasil que se haya conocido en los últimos tiempos ya tiene serie de televisión, pero las autoridades están lejos de acabarla. La Fiscalía de este país anunció que va por la etapa número 72 de investigaciones y, en ella, cayó un reconocido empresario brasileño, cuyo nombre en Colombia se relaciona con Avianca y con un caso de despojo de tierras: Germán Efromovich.
Él y su hermano José fueron arrestados en Saão Paulo este miércoles, en medio de una investigación por fraude en licitaciones, lavado de dinero y pago de sobornos. Al parecer, los empresarios habrían pagado millonarias coimas para quedarse con un jugoso contrato para la construcción de buques.
El antiguo presidente de Avianca, conocido en el mundo empresarial y de la aviación por hacer apariciones de “sorpresa” para vericar el trabajo de sus empleados, desde los counters en los aeropuertos, hasta vestido de azafato, ha estado envuelto en crisis económicas y hasta judiciales.
La más reciente de ella ocurrió en mayo del año pasado, cuando fue destituido de la presidencia de la junta directiva de Avianca Holdings, luego de que United Airlines afirmara que el empresario incumplió el pago de los préstamos por US$456 millones otorgados por la aerolínea estadounidense. Sin embargo, el grupo Efromovich todavía tiene el 51% de las acciones de Avianca, que no está vinculada a las investigaciones de Lava Jato.
Los hermanos Efromovich están ahora presos en sus casas, pues por la pandemia del Covid-19 fue imposible llevarlos a prisión. Sin embargo, el Ministerio Público y la Fiscalía reiteraron la importancia de estas capturas, que se suman a seis órdenes de registro en las ciudades de Maceió, Sao Paulo y Río de Janeiro, para recolectar información que sería clave para las autoridades.
La investigación, que fue bautizada con el nombre de Navegar, está relacionada con las empresas Transpetro (filial de Petrobrás) y el astillero Eisa-Ilha S. A., propiedad de los Efromovich. Al parecer, los hermanos pagaron más de $40 millones de reales (unos US$7,2 millones) a altos funcionarios de Transpetro para quedarse con el negocio.
El contrato en cuestión tenía como objetivo la construcción de cuatro buques tipo Panamax que, en total, tenían un precio de $857 millones de reales (casi US$150 millones). El millonario contrato era perfecto para las cuentas de la empresa de los Efromovich, Eisa-Ilha S. A., pero ni su experiencia ni su infraestructura les daba las calicaciones para poder construir semejantes barcos (alcanzan a medir 320 metros de longitud y pueden transportar hasta 52 toneladas de carga).
A cambio de que Transpetro (Petrobrás) les dejara a ellos el contrato, sin tener en cuenta que no tenían las cualicaciones para construirlos, la Fiscalía asegura que los hermanos Efromovich pagaron un soborno de $40 millones de reales (unos US$7,2 millones).
La coima, dice la investigación, la recibió el entonces presidente de la empresa estatal, Sérgio Machado, quien logró disfrazar el pago ilegal en un contrato falso que tenía la apariencia de ser un negocio de inversión en una empresa extranjera. Las autoridades explicaron que este exdirectivo colabora con los investigadores, al igual que Petrobrás y Transpetro.
Fue así como la Fiscalía consiguió la prueba de esos pagos que, asegura, se evidencian en 65 transferencias bancarias entre 2009 y 2013, período que coincide con la ejecución del contrato con el astillero. Además de esta empresa, Germán Efromovich es propietario del conglomerado industrial Synergy Group, dedicado a las inversiones de exploración de petróleo en Colombia, Brasil y Ecuador.
Si bien ya no es la cara visible de Avianca, el nombre de Germán Efromovich sigue incrustado en la memoria del país. A su nombre permaneció durante años la finca Bellacruz, entre los municipios La Gloria, Tamalameque y Pelaya (al sur del Cesar), hasta que en 2016 la Corte Constitucional ordenó la restitución del predio. Según la investigación, ese terreno resume el devenir del conflicto armado en Colombia, la confrontación por la propiedad y el acceso a las tierras.
Del tema comenzó a hablarse en los años 60 y, a la luz de hoy, hay sentencias que evidencian el despojo por parte de paramilitares del frente Héctor Julio Peinado de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y hasta una investigación de lesa humanidad que adelanta la Fiscalía.
Efromovich siempre se ha declarado ajeno a la historia oscura de Bellacruz. Aseguró que compró la tierra para desarrollar un proyecto de palma de aceite y que lo hizo luego de contratar un estudio de predios en donde no se evidenció nada irregular en su pasado. Aunque la Corte Constitucional ordenó su restitución en 2016, la Agencia Nacional de Tierras no ha terminado el proceso.
La salida de Efromovich de la junta directiva de Avianca, el tema de Bellacruz se volvió menor para el empresario colombo-boliviano. Su reciente captura remueve la lista de sus prioridades, pues las acusaciones de la Fiscalía en su contra, y su hermano, son de marca mayor y su nombre queda ahora vinculado con la megaoperación Lava Jato.