Abrir una empresa en Brasil es un proceso complicado para cualquier empresario o cualquier industria. La burocracia generalizada y los obstáculos administrativos constituyen inmensos desafíos a los que todo empresario está obligado a enfrentarse en el país.
Universia Knowledge Wharton. En el verano de 2011, Davis Smith volaba a 35.000 pies de altura. Su mente tal vez volaba aún más alto; acababa de conseguir US$23 millones de financiación que garantizaría la primera fase de implantación de una empresa emergente nueva y prometedora que había fundado en Brasil, baby.com.br. Tal y como sucede con cualquier empresa emergente, tendría que vencer miles de desafíos antes de alcanzar su potencial máximo. Pero en vez de celebrar las victorias que acaba de conquistar y de preocuparse en construir su empresa, Smith volvió a EE.UU. para resolver algunos problemas de visado de trabajo en Brasil que habían surgido durante las etapas finales de la organización de baby.com.br.
Los problemas con el visado, aunque serios, eran simplemente los últimos de una serie de dolores de cabeza a los que Smith tuvo que enfrentarse para hacer que la empresa despegara. Por ejemplo, él acababa de pasar por un proceso de seis meses de duración para conseguir que su empresa tuviera estatus jurídico, lo que le obligó a recorrer con dificultad una maraña de procedimientos burocráticos persuadiendo a los funcionarios de varias instancias a cooperar con él. Después de todo eso, baby.com.br finalmente salió adelante, pero Smith tuvo que volver a EE.UU. en busca de un tipo específico de visado, de manera que pudiera gestionar su empresa legalmente como extranjero en Brasil.
Por último, la obtención de ese visado le costó a Smith dos meses cruciales, el periodo del lanzamiento de la empresa aún en fase embrionaria. "El proceso es una caja negra", dice él. "A veces, no tienes la mínima idea de que falta un documento u otra cosa cualquiera en la etapa siguiente, que es cuando los agentes del gobierno te avisan de que habrá una tardanza de no se sabe cuanto tiempo debido a alguna nueva situación sin revelar, aunque hayas cumplido con todos los requisitos del proceso. Hay, sin lugar a dudas, una falta de transparencia que exige una paciencia enorme".
Abrir una empresa en Brasil es un proceso complicado para cualquier empresario o cualquier industria. La burocracia generalizada y los obstáculos administrativos constituyen inmensos desafíos a los que todo empresario está obligado a enfrentarse en el país. Según International Finance Corporation, rama de private equity del Banco Mundial, son necesarios, de media, 130 días, cerca de R$ 2.038 (US$900) y 43 documentos para abrir una nueva empresa en Brasil comenzando de cero. Algunas de las exigencias consisten, por ejemplo, en el registro de la empresa en la junta comercial del Estado, en organizaciones tributarias federales y provinciales (lo que lleva un mes de media), y en el municipio de la compañía para la obtención del permiso de funcionamiento (90 días más).
Resumiendo de manera bastante objetiva, todo ese proceso requiere más de 13 procedimientos oficiales. Desafortunadamente para los empresarios, la mayor parte de esos procedimientos están vinculados entre ellos de forma secuencial, lo que hace imposible lidiar con ellos de forma simultánea para agilizar el proceso.
Además, la experiencia por la que pasan numerosos empresarios muestra que el tiempo y el coste totales pueden exceder, y mucho, las cifras mencionadas. Por ejemplo, los cálculos no incluyen los costes adicionales necesarios para unos pocos "jeitinhos" brasileños (expresión usada para describir el modo local de hacer las cosas en Brasil, con frecuencia sorteando reglas y convenciones sociales), que son esenciales en muchos casos para la ejecución de ciertos pasos obligatorios. "En el caso de startups en fase inicial en Brasil, se gasta más del 50% del tiempo lidiando con cuestiones administrativas, como visado, residencia local, comprobación de dirección y registro, y otro 50% en las operaciones y estrategias de la empresa. En EE.UU., la relación sería probablemente del 20% (cuestiones administrativas) y 80% (estrategia e implementación)", observa Ben Gleason, consejero delegado de la start-up brasileña Guiabolso, que presta servicios semejantes a Mint.com, servicio de administración financiera personal online de EE.UU.
Otros empresarios dijeron que es realmente aconsejable contratar un funcionario a tiempo completo para cuidar de forma exclusiva de las cuestiones administrativas para agilizar el proceso de registro de la empresa. Aunque esa solución pueda parecer cara, el beneficio a largo plazo puede exceder en mucho la frustración a corto plazo de intentar lidiar con los numerosos procedimientos exigidos.
Una alternativa al proceso de seis meses para comenzar una empresa de cero consiste en comprar una empresa instrumental, comprada generalmente a un bufete de abogados. Por algunos miles de dólares, una persona (el fundador) puede tomar posesión legalmente de una entidad y comenzar ya en medio del proceso oneroso de constitución de la empresa. La estrategia acorta el procedimiento y acelera el acceso del empresario a su mercado objetivo. Aquellos que han recurrido a esa salida han tenido experiencias diversas. Hay quien redujo el proceso a la mitad, es decir, a sólo tres meses, mientras otros consiguieron anticipar en un mes o dos su conclusión. En general, sin embargo, todos tienen la misma experiencia: incredulidad y frustración por atrasos, burocracia y costes.
Bomberos. Los empresarios que pasan por el proceso —sea de la manera que sea— muchas veces descubren pasos innecesarios, ineficientes, complejos o incluso redundantes. Por ejemplo, la creación de un portal nacional online para verificar la disponibilidad de un nombre y logo para la empresa ahorraría un tiempo enorme y aumentaría la eficiencia del proceso. Actualmente, el registro del nombre de un nuevo negocio requiere la visita personal a la junta comercial local y la solicitud al personal de allí para que haga una búsqueda para saber la disponibilidad del nombre propuesto.
Aunque el coste de eso sea bajo, obtener resultados puede llevar varios días. Crear un logo es aún más difícil, y no hay, actualmente, ningún proceso formal para ello. Esa falta de estructura no es raro que genere tardanzas innecesarias y puede llevar a violaciones involuntarias de copyright; frecuentemente, los empresarios no consiguen saber si un logo ya está siendo usado por una empresa operativa en otro Estado. Al crear un registro online con esa información, el gobierno simplificaría ambos pasos.
Otro ejemplo es la exigencia de que los bomberos evalúen el lugar y certifiquen que es seguro. El coste de ese procedimiento dividido en dos partes es del 25% del total del proceso de creación de una empresa (US$200). Comienza con una presentación personal muy detallada del layout del local escogido, que debe satisfacer patrones muy rigurosos. El cuerpo de bomberos debe entonces visitar el local para verificar las informaciones suministradas. Aunque la seguridad sea un factor importante, el proceso es innecesariamente largo y caro. Además, no hay diferencia entre empresas que requieren inspecciones específicas, como instalaciones industriales, y empresas que podrían ser sometidas a un proceso mucho más simple y barato.
Estos ejemplos, que son diferentes de lo que ocurre en otros países semejantes, donde muchas veces ni siquiera existen, muestran claramente algunas de las ineficacias que podrían ser corregidas o eliminadas.
La introducción de cambios y de procedimientos eficientes, sin embargo, tal vez sea uno de los mayores obstáculos al estímulo del emprendimiento en Brasil. A pesar de lo que pueden sugerir esos problemas persistentes, el gobierno brasileño no se ha mantenido totalmente callado en lo que concierne a la mejora de ese proceso.
En 2009, por ejemplo, se aprobó una nueva ley que eliminaba la necesidad de registrar en notaría todos los documentos necesarios. Desafortunadamente, esa ley aún no ha sido promulgada. Sin una comunicación eficiente y la entrada en vigor de nuevas leyes, todo esfuerzo de más que se hiciera para agilizar el proceso podría ser en vano, reprimiendo aún más las oportunidades de emprendimiento en Brasil.
Otro aspecto fundamental que el empresario extranjero necesita tomar en cuenta en Brasil es la importancia de las relaciones. Según Thomas Kimball, fundador de baby.com.br, "en Brasil, las relaciones funcionan como moneda de cambio". En muchos puntos del proceso de formación de una empresa, las personas que se conozcan, y el grado de relación que tengan puede ser un factor decisivo para su éxito. Una solución que podría tener un resultado positivo consistiría en que el empresario extranjero tenga contacto con gente local y trabaje con esas personas. Una empresa de Río de Janeiro está intentando reducir esa brecha. Fundada por el empresario americano Benjamin White y por el brasileño Marcelo Sales, 21212 fue creada para poner en contacto al empresario extranjero con el empresario local como forma de facilitar la ejecución de las ideas de este último. Aunque esfuerzos de ese tipo ayuden, el número de obstáculos continúa dificultando el emprendimiento en Brasil.
En una escala global, esos problemas se reflejan en los rankings de Brasil en comparación con otros países. En 2013, el índice "Haciendo Negocios" del Banco Mundial, clasificó a Brasil en la posición número 130 (entre 185 países) en el mundo en el requisito de facilidad para hacer negocios o comenzar una nueva empresa. Brasil queda en mala posición respecto a países vecinos como Chile (37), Colombia (45) y México (48), que en los últimos dos años está atrayendo cada vez más el capital destinado a Brasil, proporcionando al mismo tiempo estructuras atractivas para que los empresarios abran nuevos negocios.
Por ejemplo, conseguir licencia de construcción es mucho más fácil en México (que aparece en ese rÁnking en la posición 33) y Colombia (27) que en Brasil (131). De igual manera, obtener crédito local, un elemento fundamental para cualquier startup, es mucho más fácil en México (40) que en Brasil (104). Aunque el gobierno haya hecho esfuerzos para crear instituciones que incentiven el emprendimiento y financien nuevas empresas, como es el caso de la FINEP (Financiadora de Estudios y Proyectos), o instituciones que concedan subsidios, como es el caso del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), la verdad es que el proceso continúa siendo altamente burocrático. Unos pocos preferidos y pesos pesados locales obtienen la mayor parte de la financiación mientras otros se quedan con las manos vacías. Por último, los impuestos directos e indirectos en Brasil (el país ocupa la 156ª. posición en ese ranking específico) son otro gran obstáculo para los empresarios, cuyos costes pueden tranquilamente sobrepasar su presupuesto.
Economías de bajo crecimiento. Esos ránkings son muy preocupantes teniendo en cuenta que la economía local está actualmente estancada (debería crecer cerca de 2% en 2013 después de crecer 0,3% en 2012) y necesita mucho a los empresarios, nuevas empresas y flujos de capital. Según la Fundación Kauffman, que coopera en la realización de los informes Global Entrepreneur Monitor sobre emprendimiento en 90 países diferentes, empresas de "tamaño pequeño y medio son responsables de 96% de todos los empleos en Brasil y 98% de todas las empresas en el mundo", lo que refuerza la importancia de la creación de empresas en el país. Los beneficios en potencia, sin embargo, no son sólo económicos. Los científicos que estudian la actividad emprendedora descubrieron que estimular ese tipo de actividad puede tener un impacto social positivo y estimular aún más la actividad económica tanto dentro como fuera del sector. Eso significa que, en el futuro, Brasil tendrá que mejorar de forma significativa para facilitar los procesos de creación de empresas e incentivar a los inversores a sacar ventaja del enorme mercado consumidor brasileño de poco más de 200 millones de personas.
Para ser un país con el tercer mayor índice de actividad empresarial, es difícil creer que el gobierno brasileño no haya sido capaz de incentivar esa actividad hasta hoy. Respecto al futuro, el país ha llegado a un momento crucial en la historia de su actividad empresarial. No importan cuáles hayan sido las estadísticas anteriores, acoger los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo debería tener como resultado un brote de actividad económica. Al usar esos eventos como punto de partida, el gobierno debería beneficiarse íntegramente de ese momento ideal para cambiar las regulaciones y procesos apoyando su contingente empresarial.
Ya se ha dado el pistoletazo de salida. Otros países ya son conscientes del valor de la actividad empresarial para la economía y están introduciendo cambios de peso para ser más competitivos y atraer la inversión extranjera. Por lo tanto, es preciso que el gobierno dedique un número mucho mayor de recursos a la promoción de la actividad emprendedora en Brasil a corto plazo. El estado actual de la economía brasileña requiere que el país encuentre un medio de estimular el crecimiento. Dado el tamaño de su mercado consumidor y la riqueza de los recursos disponibles, Brasil presenta oportunidades atractivas para la actividad emprendedora, tanto doméstica como externa. Pero en vista de tales procesos complejos y caros, cuando se comparan con los países vecinos, y en vista de la ausencia de mejoras, el país corre el riesgo de perder una gran fuente de innovación y de estímulo económico. Aunque la actividad emprendedora no sea la única solución para la situación financiera de Brasil, tal y como están las cosas, el país está simplemente desperdiciando una oportunidad. Como consecuencia de ello, la próxima baby.com.br podría muy bien ser una baby.com.mx.