Brasil realizó su primera licitación de bloques exploratorios de gas no convencional en noviembre de 2013 y hasta ahora ninguna empresa ha comenzado las exploraciones.
Cuestiones medioambientales relacionadas con los supuestos peligros que representa el método de fracturación hidráulica están frenando el inicio de las explotaciones de gas de esquisto (no convencional) en Brasil, alertó este lunes un experto del sector.
Brasil realizó su primera licitación de bloques exploratorios de gas no convencional en noviembre de 2013 y hasta ahora ninguna empresa ha comenzado las exploraciones, según el jefe de Gabinete de la Agencia Nacional del Petróleo (ANP, regulador), Silvio Jablonski.
"De las empresas que ganaron bloques en la subasta de reservas no convencionales, hasta ahora ninguna ha hecho nada en esta línea. Dos o tres están pensando comenzar las perforaciones si se resuelven los problemas con la opinión pública, en la justicia, con la licencia ambiental", dijo el responsable de la ANP durante un seminario en la conferencia Río Oil and Gas, que comenzó este lunes en Río de Janeiro.
Jablonski definió la situación de la exploración de gas no convencional en Brasil como "muy preliminar" por la falta de estudios sobre el volumen real de las reservas del país y por los problemas que frenan las perforaciones.
Desde que se realizó la subasta el pasado noviembre, en la que se concedió la explotación de 72 bloques de gas convencional y no convencional, varios tribunales han bloqueado las perforaciones por los supuestos peligros ambientales de la perforación hidráulica.
El dirigente de la ANP consideró que "no existen problemas técnicos o normativos" que impidan las perforaciones y consideró que la naturaleza del problema es "política".
Según Jablonski, en Brasil se ha utilizado desde la década de 1950 la fracturación hidráulica (una de las técnicas para resquebrajar el suelo y la roca en busca de combustibles) en reservas de gas convencional.
Una de las dificultades para el inicio de la explotación es que hasta ahora las licencias ambientales de los yacimientos terrestres de hidrocarburos son concedidas por los organismos regionales de los 27 estados brasileños.
El Gobierno prepara un decreto para cambiar esta situación en el caso del gas no convencional, para que su aprobación sea una atribución del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA), según Jalonski.