Se aproxima una segunda oleada en la internacionalización de las pymes españolas hacia Latinoamérica, ya que desde septiembre de 2014 el gobierno español ha puesto en marcha el proyecto Icex Consolida.
Universia Knowledge Wharton. Antes de que estallara la crisis, fueron muchas las pequeñas y medianas empresas (pymes) españolas que vieron en la internacionalización una de las mejores alternativas para crecer más allá de su mercado doméstico. Por cercanía y por la madurez de sus mercados, gran parte de estas pymes eligieron Europa; otras, por el contrario, prefirieron dar el salto a Latinoamérica, ya que se trataba de mercados en crecimiento y con una cultura más similar a la suya, lo que, de alguna forma, facilitaba entablar relaciones comerciales.
Con la llegada de las turbulencias financieras, la mayoría de estos planes de expansión quedaron aparcados, aunque quienes ya los habían llevado a cabo con anterioridad demostraron que eran capaces de resistir la crisis mejor que quienes dependían de un único mercado. Éste es uno de los motivos que explican por qué ahora vuelve a producirse “una segunda oleada de pymes españolas que quieren desembarcar en Latinoamérica”, según explica Juan Carlos Martínez-Lázaro, economista de IE Business School. Es más, según este experto, y aunque el aspecto cultural sigue siendo muy importante, ya no es el principal motivo por el que las empresas eligen este destino: “No se trata sólo de la cultura común, sino sobre todo de que estamos hablando de mercados en crecimiento”.
Además, esta segunda oleada en la internacionalización de las pymes españolas hacia Latinoamérica va a experimentar un importante crecimiento en los próximos meses, ya que desde septiembre de 2014 el gobierno español ha puesto en marcha el proyecto Icex Consolida, que tiene como objetivo financiar la expansión en el extranjero de las pequeñas y medianas compañías del país. El Instituto de Comercio Exterior (Icex) cubrirá la mitad de los gastos de constitución, promoción y defensa jurídica cuando se trate de exportar o crear filiales fuera del país. Además, para compensar que el 60% de las inversiones en el exterior de estas compañías está dirigido a la Unión Europea, la iniciativa tiene en cuenta proyectos que se realicen en todo el mundo, salvo en la UE, Estados Unidos, Noruega y Suiza. Por tanto, Latinoamérica ocupará un lugar prioritario en la agenda de las pymes españolas, ya que, después de Europa, es su segundo mercado natural.
Martínez Lázaro explica que la cuestión más importante a la hora de plantearse el destino de una inversión es “analizar la rentabilidad”. En este punto entran muchas variables en juego, desde el gasto que supone establecerse en un país, hasta los precios por los que puede vender un producto o servicio, al igual que los costes de fabricación. Por ejemplo, aterrizar en Estados Unidos exige una inversión mayor que en cualquier país latinoamericano, ya que los gastos de personal, la red de distribución o, simplemente, el alquiler de una oficina son más elevados. Como contraprestación, el experto de IE Business School señala que se trata “de un mercado con una renta per cápita de 40.000 dólares anuales” y, por tanto, un mercado que está dispuesto a pagar más por un servicio o producto que no tengan. Es una oportunidad, por ejemplo, para las start ups tecnológicas.
Por el contrario, en Latinoamérica, los gastos de establecimiento son menores, pero también la renta per cápita, que además varía mucho en función del país. En estos casos, el mercado no siempre está dispuesto a pagar por un servicio o producto lo mismo que pagaría un cliente en España. Los expertos señalan que, indudablemente, es una región con un número potencial de consumidores muy importante y, por tanto, clave para empresas de sectores como el de la distribución o las infraestructuras. Eso no quiere decir que no sea una oportunidad para los servicios de valor añadido, sino que hay que estudiar la fórmula para desembarcar con éxito en estos mercados, ya que los retos, sobre todo para las pymes, son muchos.
Sectores complejos. Por ejemplo, el sector legal es uno de los que menos penetración internacional tiene en Latinoamérica, dada su complejidad, ya que económicamente un despacho de abogados extranjero no puede mantener el nivel de retribución que tiene en EEUU o España con el sistema de precios que existe en estos países. Oriol Prósper, socio y fundador del bufete Maio, explica que, hace un año, tomaron la decisión de abrir su primera oficina fuera de España en México. “La idea inicial era crear nuestra propia sede allí con abogados locales”, apunta. Sin embargo, tras varios meses de investigación en el mercado, se dieron cuenta de que la fórmula más rápida y que les permitía reducir riesgos era fusionarse directamente con una firma local, de forma que la estructura allí ya estaba creada y además con cartera de clientes, por lo que así el músculo financiero necesario para desembarcar en este mercado era menor. “Además, esto nos permite ahorrar tiempo en una estrategia de expansión y crecimiento”, señala Prósper. Maio acaba de fusionarse con la firma mexicana SL Sterling, creando un despacho con poco menos de 50 abogados, pero con oficinas a ambos lados del Atlántico, permitiéndole a la vez generar negocio recurrente con clientes locales en los dos países, pero también acceder a grandes empresas dispuestas a pagar el valor añadido de un asesoramiento legal internacional.
El sector jurídico también sirve como ejemplo de los retos a los que se enfrentan las pymes a la hora de internacionalizarse, ya que además de los aspectos meramente financieros, hay que tener en cuenta el mercado. Por ejemplo, un despacho de abogados extranjero no puede establecerse, por ley, en Brasil, ya que se trata de un mercado regulado y cerrado a firmas no nacionales, ya que los abogados extranjeros no pueden ejercer allí, lo que obliga a estudiar otras fórmulas, como las alianzas.
Países clave. Actualmente, Brasil figura entre las prioridades de inversión de las pymes españolas, pero también es uno de los más complejos. Según José Gasset, presidente de la Cámara de Comercio Brasil-España, “el mercado brasileño es un gigante imposible de abarcar en su totalidad; por ello, es imprescindible decidir en qué estado o en qué región existe demanda de un producto, considerar la capacidad logística de la zona, sus hábitos de consumo y su capacidad de compra”. Juan Manuel Recio, consejero delegado de la consultora tecnológica Vincle, asegura que “entrar en este mercado requiere de una gran inversión”. En su caso, aterrizaron en la región en 2009 y considera que lo más difícil fue entender la complejidad aduanera y fiscal. Explica que, por ejemplo, “los elevados aranceles hacen muy difícil ser competitivos” cuando se trata de exportación. Su consejo pasa por “valorar todas las opciones, ya que son muchos los casos de inversiones fallidas”, pero con una buena planificación se puede tener éxito.
La experiencia de Recio pone de manifiesto que el primer paso para que una pyme se plantee salir al exterior es diferenciar entre exportar y establecerse. La primera requiere de menos recursos económicos y, por tanto, es la primera fase para tantear un terreno. En esta etapa, “es necesario valorar el producto y el área geográfica donde se quiere trabajar para determinar el éxito de un inminente proceso de internacionalización”, así como sus los recursos financieros a destinar, explica José Ramón Cobo, director del máster en dirección de proyectos internacionales de ESCP Europe. En el caso de Brasil, es necesario saber que los mayores centros de negocios se encuentran en el sudeste del país, ya que es donde hay más oportunidades porque la renta per cápita es mayor: Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais.
Además de varios requisitos legales a tener en cuenta, y que pueden complicar el desembarco, como el registro en el Banco Central de Brasil o la exigencia de que el administrador de una sociedad disponga de residencia permanente en el país, hay otros factores a tener en cuenta cuando se habla de exportar. Como explica Recio, los aranceles son un elemento determinante. Aunque en los últimos años se han ido reduciendo, desde el más alto del 55% en 2004, actualmente más de un tercio de los productos que se importan en Brasil tienen un arancel de entre el 1% y el 10% del valor. Para solucionar este problema, por ejemplo, Vincle decidió establecer su centro de distribución en Colombia para, desde ahí, llegar al mercado brasileño, ya que entre ambos países existe un tratado de libre comercio. Entre España y Colombia no existe este problema desde agosto de 2013, cuando el país latinoamericano firmó un acuerdo con toda la Unión Europea. Precisamente, eso contribuye a hacer de este país uno de los destinos más interesantes para las pequeñas y medianas empresas españolas.
A pesar del potencial de Brasil, el consejo de los expertos cuando se habla de pequeñas y medianas compañías es empezar por países de menor dimensión y que sean abarcables, sobre todo, cuando los recursos financieros para internacionalizarse son reducidos. Independientemente del destino, y hasta conocer bien las peculiaridades de cada mercado, el profesor de ESCP Europe recomienda que “con el fin de optimizar los recursos destinados a la internacionalización del negocio se debe buscar una potencial asociación, por ejemplo, para compartir gastos de logística”. Además, esta alianza puede servir para una segunda fase, en la que la pyme se plantee la posibilidad de establecer una filial propia, pero con el apoyo de un socio local.
Riesgos geopolíticos. Juan Carlos Martínez-Lázaro, de IE Business School, asegura que las mayores oportunidades para las pymes españolas se encuentran actualmente en México, Perú y Colombia, ya que son los mercados que más están creciendo actualmente. Además, ofrecen otro elemento clave para la internacionalización: seguridad jurídica. Eso que hace que, en opinión de este experto, países como Venezuela o Argentina sean menos atractivos para las pequeñas empresas, que en general están menos dispuestas a asumir riesgos de este tipo, ya que, a diferencia de las grandes compañías, carecen del músculo financiero necesario para soportar esta clase de incertidumbres.
Un ejemplo fue la crisis de la deuda argentina, en verano de 2014, cuando se temía por un posible impago por parte del Gobierno de Cristina Kirchner. En junio, el Tribunal Supremo de EE.UU. ratificó un fallo judicial que obligaba a Argentina a pagar 1.300 millones de dólares a fondos de inversión que no se acogieron a la reestructuración de deuda que llevó a cabo el país tras el impago generalizado de 2001, en el que aplicó una quita del 65%. Cuando el fantasma de otra nueva suspensión de pagos apareció este verano, se desató una crisis.
El problema para las pymes no es tanto si están o no ubicadas en este país, sino que podría afectarlas por el simple hecho de trabajar en una región vecina, ya que las economías latinoamericanas están muy interconectadas. Según Tomás Guerrero, investigador de EsadeGEO, “en la hipótesis de un impago, el principal problema sería la posibilidad de un contagio a otros países de la zona, ya que los principales tenedores de la deuda argentina son Brasil y Venezuela”. Para Martínez-Lázaro, un hecho de estas características “podría venir acompañado de consecuencias de manual: con un impago, aunque fuera involuntario (como era el caso de Argentina), automáticamente se cierran los mercados, no se puede emitir deuda, no se captan dólares y eso, en una economía que ya tiene problemas para lograr dólares, sería muy serio, porque las empresas no podrían funcionar, al no tener con qué pagar a sus proveedores”.
Por eso, los retos geopolíticos son otro factor a tener en cuenta a la hora de elegir destino en Latinoamérica. Por ejemplo, el 91% de las pymes tecnológicas españolas tiene en mente plantearse el desembarco en México en los próximos dos años, según un informe de la revista América Economía. Chile y Colombia, con un 71% cada uno, le siguen en el ránking. Perú y Brasil figuran en los planes del 56% de las start ups españolas. Argentina, Ecuador y Venezuela ocupan los últimos lugares de la clasificación, confirmando la opinión de los expertos.
Ramón Casals, director de Combel Editorial, compañía especializada en libros infantiles, explica que, aunque México ofrezca mayor seguridad jurídica que otros destinos, internacionalizarse sigue sin ser fácil. En su opinión, “la reglamentación legal y fiscal dificulta y retrasa el inicio de las operaciones”, pero, una vez superado este trámite, la experiencia es positiva. En su caso, la compañía decidió dar el salto a este mercado en 2006. Para ello, hicieron un estudio de mercado y, finalmente, eligieron México, ya que “se trata del mercado latinoamericano más importante en lengua hispana”, con 118 millones de habitantes. Además, desde el año 2000, este país cuenta, al igual que Colombia, con un tratado de libre comercio con la Unión Europea, que ofrece una exención total de aranceles en una gran variedad de productos y servicios (como los industriales).
Por tanto, y aunque los retos son muchos, desde económicos o culturales hasta geopolíticos, tanto expertos como empresarios coinciden a la hora de señalar la importancia de Latinoamérica para las pymes españolas, confirmando que la tendencia de internacionalización hacia esta región va a seguir reforzándose, a lo que se suma las diferentes iniciativas del gobierno para incentivar este salto al exterior.