Se espera autorización desde China para volver a producir, ahora solo con 80 empleados.
Con vistas a poder retomar la producción en el correr de 2017 la ensambladora de vehículos Lifan que está instalada en San José comenzó con su plan de reestructura. Aunque todavía no hay una fecha precisa de reapertura, sí está claro que el volumen de producción será mucho menor al que se tenía en el pasado.
Eso implica tener que reducir la mano de obra. En ese sentido, la firma resolvió despedir a 150 empleados que se encontraban en seguro de paro desde comienzo de año y extender el subsidio por desempleo a otros 80 por un plazo de tres meses, mientras se espera la autorización desde China para reiniciar la producción.
En diálogo con El Observador, el vicepresidente de Lifan Motors Uruguay, Pablo Revetria, sostuvo que la desvinculación de personal era una medida "necesaria" que se venía postergando desde hacía ya algunos meses porque el sindicato de la empresa no lo aceptaba.
"Nosotros teníamos que hacer una reducción de personal porque la fábrica no se sabe cuándo va a empezar a producir. (...) Entendemos que tienen que permanecer en el seguro los funcionarios para los cuales prevemos que va a haber puestos de trabajo cuando la fábrica reinicie las operaciones", afirmó el ejecutivo.
Previo al cierre de la planta, tras el derrumbe del mercado brasileño en 2015, la empresa alcanzó una producción anual de 6.400 vehículos, pero ahora se prevé recortar esa cantidad a entre 2.000 y 2.500 unidades anuales dependiendo de la fecha de reinicio. "Estamos enfocados en dejar la situación clara para que Lifan China sepa que hemos tomado las decisiones necesarias para apuntar a mantener la fábrica instalada y con posibilidades de restablecer la producción", añadió Revetria.
La medida, resistida por el sindicato y la Unión de Trabajadores del Metal y Ramas Afines (Untmra), llevó a que la planta fuera ocupada entre el sábado y el jueves de la semana pasada. El reclamo sindical se centra en que se concrete la creación de un registro de trabajadores a los que Lifan y otras empresas puedan recurrir en algún momento. Eso también ayudaría a que no se pierda mano de obra calificada que en algunos casos cuanta con casi seis años de experiencia en el rubro, según dijo a El Observador el dirigente de la Untmra, Ruben Villafal.
Pero la tarea no es fácil tomando en cuenta que la industria automotriz no pasa por un buen momento en Uruguay. Además, la postura de Lifan es que el personal que no se necesite quede totalmente desvinculado de la empresa. La semana próxima habrá una nueva instancia de negociación en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
El último embarque de vehículos se concretó a fines de 2015 y por ese entonces la mayoría del personal pasó a seguro de paro. La compañía tenía expectativas de poder retomar la producción en el correr de este año, pero como las condiciones del mercado no se modificaron, esa posibilidad quedó descartada.
Pese al panorama adverso, la automotriz china resolvió que mantendrá la inversión en Uruguay y se trabaja en un nuevo plan. La firma vendía en el mercado brasileño un promedio anual de 5.000 unidades armadas en Uruguay, pero la crisis de la economía norteña llevó a una caí da del consumo, que ha sido un fuerte golpe para sus intereses. Todavía el mercado automotor de Brasil no muestra señales de recuperación. Cuando cerró sus puertas la planta empleaba 340 personas. Una buena parte se fue desvinculando de la empresa con el correr de los meses. Así, la plantilla se redujo a 230 personas y ahora está integrada solo por 80 trabajadores.
Por otro lado, aunque la marca de origen chino concretó en mayo pasado su desembarco en Argentina, por ahora está previsto que la demanda se cubra con productos armados en el continente asiático. La otra ensambladora de vehículos en Uruguay es la empresa Nordex, que había paralizado su actividad en enero, luego de que la automotriz coreana KIA frenara la producción de su modelo KIA Bongo en Uruguay, también por la situación compleja de Brasil. Pero sobre mitad de año, la compañía coreana decidió retomar la producción local.