La capital peruana, que por cuarto año consecutivo se ubica a la cabeza de las ciudades que más turistas reciben en la región, recibe más de cuatro veces los visitantes de Rio de Janeiro.
Cuando el dramaturgo peruano Sebastián Salazar Bondy publicó su ensayo Lima la horrible en 1964, la capital del Perú atraía a pocos visitantes.
Medio siglo después, aunque los urbanistas se sigan quejando, Lima será la ciudad que reciba más visitantes de toda América Latina por cuarto año consecutivo. Casi doblará a la segunda de la región (Ciudad de México, 2,6 millones) y superará a Berlín (4,3 millones) y a Beijing (4,4 millones).
Dada esta realidad, ¿por qué no vemos una explosión de hoteles y servicios magníficos por toda la ciudad?
La razón es que los turistas que llegan a Lima no tienen las billeteras muy grandes: gastarán entre todos sólo US$1.800 millones, contra los US$2.400 millones de los que se desprenderán los que van a Punta Cana (R. Dominicana), los US$4.900 millones que dejarán quienes aterricen en Berlín y los US$4.200 millones que se gastarán en Beijing.