El futuro mandatario reiteró su promesa de respetar más de 100 contratos existentes adjudicados durante la profunda reforma energética de los últimos cinco años, siempre que en el análisis que haga su equipo no se encuentren indicios de corrupción
Ciudad de México. En su primera reunión con grandes petroleras privadas, el presidente electo de México las desafió a que se probaran a sí mismas acelerando la producción de crudo tras sus recientes hallazgos, pero no dio señales de ofrecer nuevos campos para revertir la caída que acumula el bombeo.
El futuro mandatario, Andrés Manuel López Obrador, reiteró su promesa de respetar más de 100 contratos existentes adjudicados durante la profunda reforma energética de los últimos cinco años, siempre que en el análisis que haga su equipo no se encuentren indicios de corrupción, dijeron tres ejecutivos que asistieron a la reunión.
Las fuentes, que pidieron no ser nombrados para evitar controversias con el gobierno entrante, agregaron que el veterano político izquierdista directamente exhortó a las empresas a mostrar resultados.
Para la estadounidense Talos Energy, que está por desarrollar un reservorio descubierto costa afuera el año pasado junto con sus socios Premier Oil y Sierra Oil & Gas, el mensaje de López Obrador fue claro: traigan rápidamente nuevos barriles de producción.
"Sabemos que tenemos que superar las expectativas y estamos tratando de asegurarnos de hacerlo", dijo Tim Duncan, director de Talos Energy, uno de los ejecutivos que asistieron a la sesión.
En el encuentro del 27 de septiembre, el presidente electo también criticó la reforma constitucional del 2013 por no haber detenido el declive del bombeo.
Operadores como Talos y la italiana Eni, que también anunció un importante hallazgo de reservas el año pasado, están en la lista de empresas que López Obrador tiene como prospectos para bombear petróleo rápidamente, dijo Carlos Pascual, exembajador de Estados Unidos en México, que ahora ayuda a dirigir la consultora de negocios de energía global IHS Markit.
A perforar, por ahora. En la reunión, López Obrador también explicó que tiene la intención de reactivar unos 20 equipos de perforación inactivos pertenecientes a unas pocas empresas mexicanas al servicio del gigante estatal Pemex, según tres ejecutivos que asistieron a la reunión.
Los empresarios dijeron que estaban sorprendidos por la decisión del Gobierno entrante de hablar sobre los contratos de servicios para Pemex en lugar de alentar inversiones mucho más grandes que las compañías petroleras son capaces de hacer.
Un exejecutivo de alto rango de Pemex dijo que el plan podría agregar un máximo de 150,000 barriles por día (bpd) a la producción de 1.8 millones de bpd de México en un año, muy por debajo del aumento del 40% hasta 2,6 millones de bpd a los que López Obrador apunta durante su mandato de seis años.
El presidente electo es un crítico de larga data de la reforma energética que por primera vez en más de 70 años abrió las puertas de México a las principales petroleras del mundo, y ha advertido que no ofrecerá más áreas para la subasta.
Las petroleras aún esperan que suavice esa posición para cumplir con sus ambiciosos objetivos de producción.
El equipo de López Obrador adoptó un tono diplomático en el encuentro con la industria, según los ejecutivos de las empresas, e incluso se comprometió a aliviar los retrasos regulatorios que enfrentan las compañías.
"La realidad podría ultimadamente forzar el pragmatismo", dijo uno de los ejecutivos presentes en la reunión, y argumentó que es muy improbable que el Gobierno de López Obrador pueda alcanzar sus ambiciosas metas de bombeo únicamente con gasto público.
Como indicador, las empresas están observando de cerca si las subastas programadas para febrero por el regulador petrolero independiente de México serán canceladas o pospuestas después de que López Obrador asuma el cargo en diciembre.
Si eso sucede, junto con la estrategia de concentrar los planes inmediatos de alza de producción únicamente en extraer más barriles de los campos tradicionales de Pemex con equipo local, la inversión externa podría enfriarse durante años en las zonas petroleras más prospectivas de México.
La segunda economía más grande de América Latina alberga campos de esquisto poco explorados y las potencialmente lucrativas aguas profundas del Golfo de México, según ejecutivos y analistas del sector.
El jefe del regulador petrolero mexicano, Juan Carlos Zepeda, dijo que Pemex tendría que dedicar US$20.000 millones cada año a las actividades de exploración y producción para alcanzar la meta de extracción de López Obrador, aproximadamente el doble del presupuesto de este año.
La asesora Rocío Nahle, quien fue elegida para ser secretaria de Energía del gobierno entrante, dijo el mes pasado que a Pemex se le asignarán unos US$4.000 millones para "exploración y perforación" en el 2019, sin entrar en detalles.
La reunión de casi dos horas entre López Obrador y los ejecutivos de las petroleras terminó con la promesa de mantener el "diálogo continuo" en el futuro.
Sin embargo, no hubo un período de preguntas y respuestas, y luego de los discursos establecidos, López Obrador y sus principales ayudantes de energía se retiraron rápidamente. Aún no se han programado nuevos encuentros.
Uno de los asistentes resumió el ánimo del encuentro después: "Realmente no le caemos bien".