El hombre que López Obrador eligió para secretario de telecomunicaciones, Javier Jiménez, dijo estar a favor de revisar algunas regulaciones derivadas de la reforma del sector en 2014 en México, una ley que ha recortado las ganancias de América Móvil y ha inhibido su expansión.
Ciudad de México. El multimillonario Carlos Slim ha tenido duras palabras hacia el favorito para los comicios presidenciales del 1 de julio en México y, recientemente, dijo que está preocupado y temeroso de lo que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador pueda hacer si resulta electo.
Pero una victoria de López Obrador, que tiene una ventaja de dos dígitos en porcentaje en la mayoría de los sondeos, podría representar una ventaja sorpresiva para Slim, en particular para su imperio de telecomunicaciones América Móvil, según entrevistas de Reuters con una docena de amigos cercanos, socios y otras personas familiarizadas con sus negocios.
El hombre que López Obrador eligió para secretario de telecomunicaciones, Javier Jiménez, dijo estar a favor de revisar algunas regulaciones derivadas de la histórica reforma del sector en 2014 en México, una ley que ha recortado las ganancias de América Móvil y ha inhibido su expansión.
La razón es que la compañía de Slim, que posee la red más grande de México, podría tener un papel clave en llevar la cobertura celular a zonas rurales. El candidato ha defendido una mejor conectividad para los campesinos empobrecidos e indígenas del país, entre los que tiene un fuerte apoyo.
"Nosotros tenemos que definir una política para que dentro de seis años haya posibilidad de 5G en todo el territorio nacional", dijo Jiménez, enfatizando en que todos los jugadores serían invitados a participar.
El cambio, señaló, podría incluir revisar los criterios para evaluar la "preponderancia", un concepto legal que permite que se regule con más rigor a los jugadores con más del 50 por ciento del mercado de telecomunicaciones. América Móvil aún tiene más del 60% de las líneas fijas y usuarios móviles de México.
También dijo que la reforma está atrasada en su mandato de ampliar el acceso y que un gobierno de López Obrador no buscaría modificar la ley, pero trabajaría dentro del marco existente para asegurar que la competencia no se consiga a expensas de la cobertura.
"Yo creo que la competencia como sí en sí mismo no debe ser, que la competencia es un elemento, es una herramienta que permita un fin ulterior que es la mejor atención al usuario", subrayó.
Podría haber incluso más buenas noticias para Slim.
Jiménez y otro asesor de López Obrador, el veterano de las telecomunicaciones Abel Hibert, dijeron que estaban abiertos a la idea de otorgar a América Móvil una licencia de televisión, un negocio al que a la compañía se le negó la entrada por su tamaño e influencia.
La decisión correspondería a los reguladores pero, si se hace realidad, le permitiría a América Móvil cumplir su sueño de ofrecer servicios de telefonía, internet y vídeo en un solo paquete y, según Jiménez, podría ayudar a llegar a consumidores remotos.
Los cambios en el panorama de las telecomunicaciones en México vendrían con grandes riesgos. La reforma, que requirió una enmienda constitucional, cuenta con un amplio apoyo público. Las tarifas cayeron, el servicio mejoró y los consumidores tienen más opciones.
La estadounidense AT&T Inc invirtió fuertemente para obtener una participación en un mercado de aproximadamente 114 millones de suscripciones celulares.
Muchos desconfían de suavizar las medidas contra Slim, cuya firma ha emprendido batallas judiciales para obstaculizar la legislación y mantener su poder.
"Si bajamos la guardia, lo único que va a pasar es que América Móvil recupere fuerza", dijo el Senador Gerardo Flores, cuyo Partido Verde ayudó a aprobar la reforma.
Un portavoz de América Móvil no quiso hacer comentarios, lo mismo que una vocera de López Obrador.
Una relación pragmática. La perspectiva de López Obrador, un activista social y nacionalista económico, como presidente ha asustado a algunos de los principales empresarios mexicanos.
Sin embargo, el pragmatismo ha marcado la relación entre Slim, el hombre más rico de México, y el político austero.
Ambos tuvieron diferencias recientemente por el proyecto de US$13.000 millones del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.
López Obrador lo criticó como un desperdicio del dinero de los contribuyentes. Slim convocó una rara conferencia de prensa para defender el proyecto, en el cual sus empresas constructoras tienen contratos lucrativos.
Pero la controversia se desvaneció rápidamente. Posteriormente, López Obrador dijo que, de ser elegido, consideraría la posibilidad de permitir que el sector privado financie el aeropuerto, aliviando así la necesidad de dinero público, una solución que el propio Slim había propuesto.
Un comportamiento práctico también prevaleció a principios de la década de 2000, cuando López Obrador era alcalde de la Ciudad de México y él y Slim se unieron para revitalizar el decaído centro histórico.
Sin embargo, se enfrentaron al poco tiempo. Slim asistía regularmente a las reuniones de planeación, pero mientras se sometía a un procedimiento médico, el equipo de López Obrador intentó hacer cambios importantes, dijeron dos personas familiarizadas con el proyecto. En lugar de pelearse, Slim sugirió que los hombres se repartieran las responsabilidades.
El proyecto fue, en última instancia, un éxito. Slim vio dispararse el valor de sus bienes raíces en el centro de la ciudad, mientras que López Obrador se posicionó en camino hacia la presidencia.
"Slim no considera a López Obrador su líder ideal y López Obrador no considera a Slim su empresario ideal", dijo James Jones, un ex embajador de Estados Unidos en México que conoce a ambos. "Pero creo que pueden trabajar juntos", estimó.
Las telecomunicaciones podrían proporcionar otra vía para que los hombres se ayuden a conseguir lo que quieren.
La reforma de telecomunicaciones en México fue un duro despertar para Slim, quien adquirió el antiguo monopolio estatal Telmex en la década de 1990 y ha dominado el sector desde entonces.
La legislación apuntaba a aflojar el control de América Móvil. La empresa se vio obligada a compartir su red con sus competidores e inicialmente se le prohibió cobrar cuotas de interconexión.
La compañía vio caer sus márgenes de utilidad en México a menos del 35% desde el 45% en sólo unos pocos años. En tanto, los consumidores disfrutaron de bajas de tarifas de aproximadamente un 40%.
Pero más de un tercio de los mexicanos aún carecen de una suscripción móvil, una cobertura menor que la de países como Argentina y Brasil, según estimaciones del grupo comercial GSMA Intelligence. Millones viven en zonas sin cobertura.
Llegar a esos mexicanos es una prioridad para López Obrador, dijo el asesor Jiménez, quien señaló que las empresas favorecen las zonas urbanas rentables y el gobierno las incitaría a invertir en zonas rurales menos lucrativas. No dio detalles específicos al respecto.
Ejecutivos de América Móvil se han quejado públicamente que están impedidos de entrar en áreas desatendidas porque eso sólo aumentaría su participación en el mercado, continuando el escrutinio sobre la competencia.
Jiménez, que fue a la universidad con Slim y lo conoce desde hace unos 60 años, dijo a Reuters que si se convierte en secretario de comunicaciones y transporte, considerará el argumento de América Móvil.
"Hay que revisar la forma de las evaluaciones de la preponderancia", dijo Jiménez, quien enfatizó en que sería objetivo, a pesar de sus vínculos con Slim.
Algunos expertos en telecomunicaciones dicen que las regulaciones de México podrían ser modificadas para que no todos los suscriptores rurales se cuenten para la participación de Slim en el mercado, pero hay un debate sobre cuánta flexibilidad permite la Constitución.
Slim ya ha debilitado un pilar importante de la reforma, persuadiendo en agosto a la Suprema Corte para que revocara una disposición que forzaba a América Móvil a dejar que sus rivales usaran su red gratuitamente.
Algo seguro es que la influencia de López Obrador tendría límites. La reforma creó un regulador independiente, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que vigila la competencia.
Sin embargo, López Obrador podría moldear al regulador con el tiempo: El próximo presidente nombrará a cuatro de los siete comisionados. Jiménez enfatizó en que respetaría la autonomía del IFT y trabajarían en colaboración para trazar el camino correcto.
Sin embargo, muchos observadores en telecomunicaciones están convencidos de que una victoria de López Obrador también sería beneficiosa para Slim.
Cuando ambos se confrontaron por el aeropuerto "lo encontré más como una especie de farsa", dijo Ernesto Piedras de la firma de investigación CIU en la Ciudad de México. "Ha habido un largo período de ellos de estrecha colaboración con fines políticos y económicos".