La dependencia de los hidrocarburos y la necesidad de diversificar la matriz energética, frente a la caída de la producción petrolera, llevarían al país a incluir planes nucleares.
México DF. Con el objeto de diversificar las fuentes de energía y reducir la dependencia de los hidrocarburos, el gobierno mexicano evaluaría la posibilidad de avanzar más en el desarrollo de energía nuclear en el país.
Así lo detalló la secretaria de Energía, Georgina Kessel, quien aseguró que “en el análisis sobre la viabilidad y conveniencia de este tipo de tecnología están siendo considerados los costos de oportunidad y los precios a futuro para garantizar que la opción sea de menor costo en el corto y largo plazo”.
Según consignó El Economista, el uso de este tipo de energía permitiría cumplir con las metas de la Estrategia Nacional de Energía (ENE) para generar 35% de la electricidad nacional a partir de fuentes limpias hacia el año 2024.
Kessel explicó que la mezcla en la diversificación de las tecnologías es algo que se determinará en la planeación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y agregó que aún faltan por actualizar la regulación, incluyendo homologación en normas de seguridad nuclear y física.
Decisión necesaria. La caída de la producción petrolera y el menor ritmo de nuevos descubrimiento son, según el coordinador del Grupo Parlamentario del PRI en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, factores que obligan al país a avanzar en el desarrollo de la energía nuclear.
“La energía nuclear representa apenas 2% de la energía total consumida en México. En contraste con la enorme dependencia hacia los hidrocarburos que representa 84% de la energía primaria, mientas que a nivel mundial estas cifras son de 6 y 60%, respectivamente”, argumentó, informó el medio mexicano.
Para el presidente de la especialidad de Energía Eléctrica de la Academia de Ingenieros, Kenneth Smit, lo importante es que el tema sea introducido como un programa dentro del Plan Nacional de Energía y se definan cuántas plantas y de qué capacidad se necesitan.
“Si hoy se toma la decisión, entre cinco y siete años tarda la ingeniería y otros cinco años la construcción. En total, tardaría entre 10 y 12 años para que esté operando la central”, precisó.