"Estas importaciones lo que han generado es un exceso de oferta en la cadena de usados en nuestro país" sostuvo Eduardo Solís, jefe de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz.
Tijuana/México DF. Una desmedida importación de autos usados desde Estados Unidos ha inundado a México por años de vehículos "chatarra", generando pérdidas millonarias a la industria local así como un lucrativo mercado informal que florece a su sombra.
Los mexicanos han comprado al exterior unos 6,3 millones de automóviles usados desde el 2005, cuando México, Estados Unidos y Canadá abrieron sus respectivas fronteras a las unidades fabricadas en sus territorios con una antigüedad no mayor a 15 años al momento de la importación.
Pero el decreto ha golpeado particularmente a México donde muchos, por razones económicas, optan por adquirir un auto usado, incluso considerado "chatarra" en Estados Unidos, fáciles de conseguir en cientos de zonas fronterizas como San Luis Río Colorado, Nuevo Laredo, Ciudad Juárez y Tijuana.
"Definitivamente sí es más barato comprar un auto en Estados Unidos", dijo Adán, un residente en Tijuana quien prefirió solo dar su nombre. "Además de que en Tijuana se vende mucho auto robado, también es por seguridad", agregó.
Adán contrató los servicios de un "chapulín", que en lengua náhuatl (azteca) quiere decir insecto que brinca como pelota, el apodo de los mexicano-estadounidenses que pueden circular en México en vehículos con placas de Estados Unidos.
Por unos US$50 de comisión, un chapulín puede comprar en las "yardas" o mercados de autos usados de Estados Unidos un vehículo para luego ingresarlo a México, dejando a los compradores la potestad de iniciar el largo trámite y los costos de la importación, un paso que muchos no cumplen.
"Yo lo único que hago es traerlos a México, ya ellos se encargan de lo otro (los trámites), yo ahí no me meto", dijo un "chapulín" a Reuters bajo condición de anonimato. "Me pagan US$40 ó US$50, nos vemos en Tijuana, a la pasada (a unos metros de cruzar la frontera), y pues ya se ahorra su buen dinero el que quiere importar", dijo.
En un intento por detener el ingreso, México modificó el decreto y desde julio sólo permite la importación de autos de 8 y 9 años de antigüedad, pagando un arancel del 10% y un Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 16%.
Pero la situación no ha mejorado sustancialmente.
Amparos por doquier. En julio -mientras se conocían los detalles del decreto modificado- las importaciones bajaron a 17.448 unidades, pero luego repuntaron a sus niveles habituales con 44.800 unidades en agosto y 43.750 unidades en septiembre.
Por años, millones de compradores han recurrido también a un amparo, una figura jurídica que tiene la persona para hacer que se repare en su favor cualquier violación a sus garantías individuales, lo que ha anulado la efectividad del decreto.
En todo el 2010 se importaron 470.000 autos, de los cuales más de 200.000 lo hicieron con un amparo suspensorio del decreto. Muchos califican en el segmento de autos "salvages", los que las aseguradoras estadounidenses califican como "pérdida total".
"El problema es gravísimo, el asunto es que las autoridades así lo vean también, en este caso las judiciales que han otorgado con muy pocos elementos estas suspensiones", dijo Eduardo Solís, jefe de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), a Reuters.
"Estas importaciones lo que han generado es un exceso de oferta en la cadena de usados en nuestro país y han inhibido la venta anual de más de un millón de unidades", agregó.
Según Solís, México tiene un promedio de ventas de 7,4 vehículos por cada 1.000 habitantes, muy por debajo de las 18 unidades que debería tener por su perfil. También está por debajo de las 21 unidades que tiene Brasil y las 19 de Argentina, según Solís.
La entrada incontrolada de autos usados tiene en jaque al mercado interno mexicano, apabullado también por la crisis financiera de finales de 2008 que llevó a la recesión a la economía de Estados Unidos y por consiguiente a México.
"Este millón de unidades que hemos perdido en nuestro mercado interno como resultado del exceso de oferta en la cadena de usados lo que ha generado es que esta pérdida de ventas signifiquen también alrededor de 350.000 empleos que no generamos", dijo Solís.
Nuevo plan en marcha. La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) estima una expansión del 6,2% en las ventas internas de este año, contra las 820.406 unidades vendidas el 2010.
La radiografía no es benévola para el comercio interno: del total de autos circulando en el país un 50% son importados. Un vehículo compacto usado puede ser vendido entre US$2.000 y US$3.000, mientras que las camionetas grandes pueden llegar hasta los US$4.000.
El costo del más modesto de los vehículos en México nuevo es de 96.000 pesos (poco más de US$7.000).
En octubre, el sector automotriz y la gubernamental Secretaría de Economía anunciaron que están por terminar un estudio que redefina al mercado interno, en la búsqueda de una solución a la creciente importación indiscriminada.
Mientras esto ocurre, Adán desistió en la legalización de su Toyota Celica 1991 por la maraña de trámites y el descontrol que, según él, impera en cuanto a los costos.
"Me cansé de todos estos trámites, primero me dijeron que 4.500 pesos (unos US$330), luego que US$500 y luego otra vez me subieron el precio, no hay certeza de lo que debes pagar", dijo.
"A ver qué pasa, por lo pronto así traeré mi carro, con placas vencidas de California", sentenció.