Las proyecciones indican que el negocio podría crecer 400% en los próximos cuatro años, volando fuera del radar proteccionista brasileño, extremadamente sensible a las amenazas contra una industria que en 2011 perdió 13.000 empleos.
Sao Paulo. "Fabricado no Perú" es una leyenda cada vez más común en las etiquetas de la ropa brasileña.
Y podría volverse masiva si, como está previsto, las prendas confeccionadas en Perú con algodón de alta calidad llegan a las góndolas de grandes supermercados brasileños como Pao de Acucar, Walmart y Carrefour.
Las proyecciones indican que el negocio podría crecer un 400% hasta US$500 millones en los próximos cuatro años, volando fuera del radar proteccionista brasileño, extremadamente sensible a las amenazas contra una industria que en 2011 perdió 13.000 empleos por culpa del "Made in China".
Decenas de marcas brasileñas están cruzando los Andes atraídas por el algodón peruano de fibra extra larga y un acuerdo comercial que permite importarlo sin aranceles.
Según datos de la Asociación Brasileña de la Industria Textil (ABIT) las importaciones de confecciones peruanas crecieron un 57,5% en el 2011 hasta US$102 millones.
"Estamos simplemente acompañando el crecimiento de la demanda brasileña", dijo el representante comercial de Perú en Sao Paulo, Antonio Castillo, quien añadió que "nuestra meta es llegar a 500 millones (de dólares) de exportaciones en el 2016".
Con volúmenes todavía poco amenazadores y precios dos veces más altos que los textiles de China, Bangladesh o Vietnam, Perú no quita el sueño a la industria brasileña.
La demanda se ha concentrado hasta ahora en marcas exclusivas como Richards, Ellus o Brooksfield, dispuestas a pagar más por el algodón pima peruano, una fibra extra larga única en América Latina.
"Además de ofrecer algodón y lana de alpaca de alta calidad, Perú tiene esa gran ventaja comercial de entrar a Brasil sin aranceles", dijo el gerente comercial de Richards, Luis Melo, añadiendo que "son productos caros, pero no tienen impuestos".
La industria brasileña acompaña la curva de crecimiento de las importaciones peruanas. Pero no exigirá revisar el acuerdo de complementación económica con Perú, como ocurrió este año con uno similar que disparó la importación de autos de México.
"El daño que el comercio con Perú está causando a la industria nacional es marginal comparado con China", dijo el director de la ABIT, Fernando Pimentel.
"Nos preocupa porque creció de forma marcada. Pero el volumen todavía no hace que haya una destrucción bestial de la cadena productiva brasileña", añadió.
Brasil, segundo mercado. La industria textil peruana produce ropa para marcas internacionales como Lacoste, Armani Exchange, Calvin Klein, Donna Karan o Guess.
La demanda brasileña ayudó a Perú a aumentar un 27% sus exportaciones textiles en el 2011 hasta US$1.986 millones, suavizando el impacto de una reducción de los inventarios en Estados Unidos, su principal mercado.
Y aunque Brasil ocupa hoy un distante cuarto puesto entre los destinos de las confecciones peruanas, las autoridades y analistas prevén que reemplace pronto a Venezuela como segundo comprador.
"Venezuela es extremadamente volátil para la industria textil peruana", dijo Gustavo García-Sayán, de Apoyo Consultoría en Lima, especificando que "Brasil es visto en cambio como un mercado con mayor potencial".
La migración a Perú ha sido favorecida además por la apreciación del real que abarata las importaciones y la demanda de Brasil, un mercado de 200 millones de habitantes.
Con Sao Paulo y Lima a sólo cuatro horas de vuelo, los empresarios brasileños dicen tener un mayor control sobre la producción que en China.
Además la carga es entregada por vía aérea, lo que reduce el tiempo de entrega de los pedidos a unos 45 días contra cuatro meses en el caso de una producción encargada en Asia.
Melo, de Richards, dijo que Perú es percibido en la industria como un proveedor menos vulnerable a posibles sanciones comerciales que, por ejemplo, China o Vietnam.
"Es natural que las empresas brasileñas vayan a Perú. Y mi impresión es que el comercio va a intensificarse", dijo.
Castillo, un ex viceministro peruano de Industria que hoy dirige la campaña desde la oficina comercial en Sao Paulo, llevó en abril 40 potenciales nuevos clientes brasileños a una feria de moda en Lima.
Cambio de estrategia. Pero para cuadruplicar sus exportaciones a Brasil, Perú deberá ampliar su oferta e incorporar a clientes mayoristas como Pao de Acucar o Carrefour.
Las negociaciones con los supermercados están avanzadas, detalló Castillo.
Si bien los empresarios brasileños no perciben señales de competencia desleal, la agresiva estrategia peruana aumenta el riesgo de medidas para proteger un sector que genera un 3,5% del Producto Interno Bruto (PIB) y emplea a 1,7 millones de trabajadores.
"Obviamente con el aumento del comercio vamos a acompañar esta cuestión más de cerca", dijo Pimentel, de la ABIT, añadiendo que "vamos a verificar si esta nueva relación se va a dar dentro de perfiles razonables".
Castillo manifestó que para evitar problemas, Perú prevé importar algodón upland brasileño, una variedad de fibra larga inferior al pima. Brasil es el quinto productor de algodón del mundo, con un enorme potencial en áreas de cultivo.
"Vamos a tener que hacer un esfuerzo de más complementación económica (...) La producción a gran escala va a ser básicamente con algodón brasileño", declaró Castillo.
Ejecutivos de tres textiles peruanas tienen previsto visitar a fines de mayo plantaciones de algodón en el estado brasileño de Mato Grosso. Las importaciones podrían comenzar este año.
Perú apuesta además a atraer a centenares de marcas de mediano y pequeño tamaño.
"Brasil tiene una gran concentración de pequeñas y medianas empresas cuyo gran enemigo es la escala", dijo Edson D'Aguano, cuya empresa Consultive Holding en Sao Paulo asesora a marcas brasileñas interesadas en producir en Perú.
Presionado por la competencia asiática, el sector textil peruano ya inició una transición hacia producciones menores que privilegian los márgenes sobre el volumen.
"Las empresas está buscando diferenciarse de la producción asiática, haciendo lo que ellos no hace muy bien: pedidos de pequeña escala pero de mayor valor", declaró García-Sayán, de Apoyo Consultoría.
"Y esa tendencia facilitará aún más la búsqueda de clientes en Brasil", añadió.