En un intento por recuperarse de las heridas que le dejó el fracaso del acuerdo de fusión con Boeing, el tercer mayor fabricante de aviones del mundo también está presentando su jet regional E2 como una solución compacta para transportistas que intentan reducir riesgos después de la crisis del COVID-19.
La brasileña Embraer está en conversaciones activas con potenciales socios para construir aviones a turbohélice y podría optar para concretarlo por una combinación de respaldo financiero e industrial, dijo el jefe de la división comercial de la firma a Reuters.
En un intento por recuperarse de las heridas que le dejó el fracaso del acuerdo de fusión por US$4.000 millones con Boeing en abril, el tercer mayor fabricante de aviones del mundo también está presentando su jet regional E2 como una solución compacta para transportistas que intentan reducir riesgos después de la crisis del COVID-19.
"Estamos en conversaciones para asociaciones (por aviones turbohélice), pero no puedo entrar en más detalles ahora", dijo el gerente de aviación comercial, Arjan Meijer, en una entrevista. "También el tipo de asociación, ya sea industrial o financiera, está muy abierto. Estamos viendo todas las opciones, o podría ser una combinación de los dos", agregó.
Analistas dicen que tal proyecto podría costar US$2.000 millones.
Los turbohélices pueden ser más eficientes que los jets en viajes cortos. No obstante, la demanda está estancada debido a que hay un exceso de aviones en uso y a la exposición del mercado a los pequeños operadores afectados por el COVID-19.
Los turbohélices también se consideran de los primeros en afrontar la futura competencia por propulsión alternativa como el hidrógeno.
Embraer había tratado previamente de desarrollar su turbohélice como parte de su alianza con Boeing. Ahora dice que solo quiere alianzas lideradas por proyectos y que la unidad comercial no está a la venta.
"Somos una empresa sólida y tenemos una buena posición de caja, por lo que esperamos el futuro con mucha confianza", dijo Meijer.