“Debido a las complejidades que tendrá la construcción en la zona del Lago de Texcoco, la parte que corresponde a las obras de regeneración o rescate hidráulico requerirán también de una fuerte inversión”, comentó una fuente relacionada con el proyecto.

Las nuevas instalaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) tendrán un costo de por lo menos 140.000 millones de pesos, de los cuales 85% serían aportados por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el resto por la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Los trabajos incluirán la construcción de un par de vasos reguladores.

“Debido a las complejidades que tendrá la construcción en la zona del Lago de Texcoco, la parte que corresponde a las obras de regeneración o rescate hidráulico requerirán también de una fuerte inversión. A la fecha ya comenzaron algunos trabajos en ese sentido”, comentó una fuente relacionada con el proyecto.

En julio pasado, el titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, dijo en la Cámara de Diputados que para lograr una solución adecuada en control de aguas en la zona elegida por los expertos internacionales en aeronáutica se invertirían alrededor de 40.000 millones de pesos (US$3.056 milones).

En el Segundo Informe de Gobierno, presentado se menciona que la obra tendrá un “énfasis especial” en sustentabilidad ambiental y no requerirá terrenos adicionales a los que son propiedad del gobierno federal (unas 12.500 hectáreas, de las cuales 3.500 serán utilizadas para la nueva terminal).

Con lo anterior, se confirma lo mencionado por el funcionario en diciembre pasado, cuando anunció que la solución para resolver el problema de saturación en el centro del país era construir la terminal en la zona de Texcoco y que mantendría su nombre. Desde ese momento se descartó alguna expropiación.

Una obra público-privada por etapas. Este miércoles, en una reunión para ofrecer avances del Programa Nacional de Infraestructura, se ofrecerán mayores detalles del nuevo aeropuerto.

De acuerdo con información que se ha hecho pública, la construcción se realizará con un esquema de inversión público-privada; en la parte de recursos federales se utilizarán los ingresos generados actualmente por el AICM. Durante 2014 la terminal obtendrá cerca de 1.000 millones de pesos adicionales (US$76,4 millones) por pago de rentas de los espacios comerciales de la Terminal 1, que durante los últimos 20 años fueron gestionados por Fumisa.

En la parte operativa se prevé que en la primera etapa se construyan tres pistas, dos de ellas de 4,5 km, con una separación de 1,3 kilómetros que permitan funcionar simultáneamente; y una más de 4 km, que serviría como alternativa en caso de que tengan dificultades alguna de las más largas, además de un par de edificios terminales.

Esta fase implicará por lo menos cinco años y permitirá transportar a 60 millones de pasajeros. En su totalidad, se planea contar con seis pistas y tres edificios terminales, que tendrán conexión con un tren o un sistema similar a un metrobús, con las actuales instalaciones.

Para la toma de decisiones “el gobierno de la República, con la participación de empresas altamente especializadas y de la Organización de Aviación Civil Internacional, ha realizado estudios aeronáuticos, hidrológicos, ambientales, de uso del suelo, de ingeniería y arquitectónicos”, se argumentó.

Por lo menos tres firmas internacionales colaboran actualmente con la SCT: Arup, MITRE y Parsons. En el caso de la última, por su experiencia, podría ser designada como la encargada de la gerencia de todo el proyecto, con lo cual deberá encargarse de que se cumpla en tiempo y forma.