Son dos oleoductos subterráneos los que amenazan el plan de la ciudad de Sao Paulo y se encuentran en el sitio donde está prevista la construcción de un estadio, faenas que comenzarán en abril de este año, poco más de tres años antes del inicio del torneo.
Dos oleoductos subterráneos amenazan el plan de la ciudad de Sao Paulo de construir un nuevo estadio para albergar el partido inaugural de la Copa del Mundo de fútbol de Brasil en 2014.
Los oleoductos se encuentran en el sitio donde está prevista la construcción del estadio, que comenzará en abril, poco más de tres años antes del inicio del torneo.
Transpetro, subsidiaria de la petrolera estatal brasileña Petrobras, dijo este viernes que estaba manteniendo conversaciones con el club brasileño Corinthians, cuyo estadio Itaquerao será la sede de Sao Paulo en el Mundial, para encontrar una solución.
"Transpetro y los representantes del Corinthians están sosteniendo reuniones con el fin de establecer alternativas que hagan viable redirigir los oleoductos en un plazo que permita la construcción del estadio", dijo Transpetro en un comunicado enviado a Reuters.
"Por el momento, la principal opción en estudio es realizar un desvío de los tubos a una zona cercana. Las discusiones se han centrado en los aspectos técnicos y no contemplan los temas relacionados con el costo de la obra", agregó.
Transpetro no hizo comentarios sobre si los trabajos podrían estar terminados el 1 de abril, fecha en que comenzarán las obras de construcción del estadio. En el Corinthians no estuvieron disponibles para hacer comentarios.
Las tuberías de petróleo son las últimas complicaciones que golpean los preparativos de la Copa del Mundo en la ciudad más grande de América Latina.
Sao Paulo tenía previsto inicialmente utilizar el estadio Morumbí, propiedad del club de fútbol Sao Paulo, pero el recinto fue vetado por la FIFA y los organizadores locales el año pasado por la falta de garantías financieras para que se realice la reconstrucción planificada.
En tanto, Corinthians tenía previsto construir su nuevo estadio con una capacidad de 48.000 espectadores, mientras que la FIFA requiere un mínimo de 65.000 para el partido inaugural, encuentro que Sao Paulo tiene la esperanza de acoger.
Las negociaciones se llevan a cabo para ver quién pagará la construcción de las 17.000 plazas adicionales.
El viernes pasado, varios políticos brasileños -entre ellos la presidenta Dilma Rousseff- respaldaron a Sao Paulo para organizar el partido inaugural.
El alcalde Gilberto Kassa dijo que Sao Paulo "sin duda" albergará el partido inaugural.
Estos comentarios fueron rechazados el jueves por el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, quien dijo que las autoridades deportivas decidirán la sede de este partido.