El auge puede verse en las decenas de lujosos condominios que están siendo levantados en la principal playa de Recife, en las siderales ventas de artículos para el hogar y en una expansión sin precedentes del crédito.
Recife, Brasil.Janguie Diniz, de cinco años e hijo de padres analfabetos, tomó uncamino muy transitado para salir del árido noreste de Brasil cuando sufamilia huyó de una sequía en busca de una mejor calidad de vida.
Ahora está de regreso, y conalgo de estilo, dirigiendo la mayor firma privada de educación de laregión con unos 30.000 estudiantes y una facturación anual de 150millones de reales (US$85 millones).
Para llegar a los distantescampus de la firma desde la ciudad costera de Recife, este pulcrohombre de 46 años se sube a su jet privado de 4,8 millones de dólares.
Esta historia de mendigo amillonario es similar a la del popular presidente brasileño, LuizInácio Lula da Silva, quien también es oriundo del noreste.
Pero el próspero negocio deDiniz le debe su éxito a algo más que su motivación personal: reflejala transformación del noreste, visto hace mucho como una zona rezagadadependiente del bienestar social, en la región de más rápidocrecimiento de la mayor economía de América Latina.
El auge puede verse en lasdecenas de lujosos condominios que están siendo levantados en laprincipal playa de Recife, en las siderales ventas de artículos para elhogar y en una expansión sin precedentes del crédito, que llevamillones a una clase media propietaria de casa y auto.
La fuerte inversión estatal yprivada, incluyendo a multinacionales como Wal-Mart Stores Inc, creaoportunidades para personas que antes podrían haberse unido al éxodohacia las grandes ciudades al sur de Sao Paulo y Río de Janeiro, cuyasfavelas están llenas inmigrantes del noreste.
"El noreste ya no es visto comouna región que sólo tiene pobreza y miseria", dijo María JussaraOliveira, una maestra de 35 años que este año se convirtió en laprimera persona en su familia en ser propietaria de una casa.
"Lo que antes no teníamos erainversión, nadie miraba en dirección al noreste", dijo en la prolijasala de estar de su departamento de dos habitaciones, que compró sudepartamento con la ayuda de un subsidio por 17.000 reales (US$9.600).
Franja del sol. Al igual que muchos en elnoreste, un probable bastión para el gobernante Partido de losTrabajadores (PT) de Lula en las elecciones presidenciales de octubre,Oliveira adjudica al gobierno la responsabilidad por la transformación.
El programa de ayuda "BolsaFamilia", que Lula extendió al comienzo de su presidencia en el 2003,ha ayudado a sacar a más de 20 millones de brasileños de la pobreza.
La proporción de personas delnoreste que viven bajo la línea de pobreza cayó a 31% en 2008, respecto del 50% del 2003, según mostró un estudiode la Fundación Getulio Vargas, o FGV, en Río de Janeiro.
Pero esta nueva ola de crecimiento le debe mucho a las fuerzas del mercado y al espíritu empresarial.
Un estudio del centro depolíticas sociales de la FGV encontró que el ingreso promedio para loscerca de 50 millones de personas en el noreste está creciendo a unatasa anual del 7,3%, superando el nivel de crecimiento de 5,3% del resto de Brasil.
Ryan Hawley, un socio de lafirma estadounidense de capital privado Starwood Capital, ve paralelosentre los estados del noreste de Brasil y los de la "Franja del Sol"del sur de Estados Unidos, zonas típicamente pobres que vivieron unauge a partir de la década de 1970 en medio de un influjo deinmigrantes e inversiones.
"Veo cada vez más oportunidadesen el noreste", dijo a Reuters en una conferencia internacional deinversionistas en la ciudad costera de Natal.
"El crecimiento económico esmás alto aquí que en el sur y hay una analogía muy marcada con lo queha ocurrido en la Franja del Sol, de modo que sentiría mucho optimismoa largo plazo en cuanto al noreste", dijo Hawley.