Las beneficiadas serán 5.000 mujeres emprendedoras, las que tendrán que postular de manera formal a los microcréditos entregados por el Crédito Agrícola de Habilitación (CAH).
Asunción. El Crédito Agrícola de Habilitación (CAH) lanzó un nuevo producto financiero por un total de G. 40.000 millones (US$10 millones) y que está dirigido a mujeres emprendedoras que aún no hayan accedido a créditos dentro del sistema que, junto a las indígenas, son las que menos disfrutan de los logros del desarrollo a pesar de trabajar a la par que los hombres, según argumentaron.
El plan del CAH, que es apoyado por la Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República, se denomina “Mujer Emprendedora – Primer Crédito”.
El monto al cual acceda la mujer o las mujeres estará relacionado con el tipo de actividad que realizan y podrá ser de hasta G. 3.000.000 (US$743)
Para la tramitación solo exigirán la fotocopia de cédula en caso de ser sola y si tiene pareja acompañada de la fotocopia de cédula del cónyuge.
El 30% del presupuesto. El presidente del CAH, Ing. Agr., José Brunstein, se refirió a la importancia de los logros alcanzados por una gestión por objetivos de la institución, la cual permitió notar que se han sobrepasado las expectativas propuestas.
Al referirse al nuevo producto lanzado, dijo que se suma a esta gestión el crédito “Mujer Emprendedora”.
“Nos propusimos metas muy claras para enfrentar este desafío. Es así que se destinarán US$10 millones lo que representa el 30% del presupuesto actual para créditos del CAH, para otorgar créditos a mujeres.
Esto beneficiaría aproximadamente a 5.000 mujeres”, destacó. Las mujeres conforman el 13,5% de la cartera del CAH.
Por su parte, la ministra de la Mujer, Gloria Rubín, refirió que dentro de las políticas de inclusión para la mujer, el aspecto económico ha sido la menos trabajada en el Paraguay.
En ese contexto mencionó el trabajo en alianza con el Ministerio de Agricultura y Ganadería a fin de elaborar un proyecto de ley para mujeres rurales, particularmente de pequeñas fincas.
Se sabe que estas mujeres, al igual que las mujeres indígenas, son las que menos disfrutan de los logros del desarrollo, y que trabajan a la par que los hombres desde muy pequeñas en el campo.
El problema es que aún no hemos aprendido a ver su aporte, por ejemplo en los cultivos de subsistencia.