Datos de la gerencia financiera de la estatal revelan que el pasivo total de INC supera los 450.000 millones de guaraníes (más de US$106 millones), entre las deudas a corto y largo plazo.
La Industria Nacional del Cemento (INC) de Paraguay registró una pérdida de 55.730.595.770 (más de US$13 millones) guaraníes a agosto pasado, pero el déficit acumulado supera el billón de guaraníes.
La empresa, que desde hace años se encuentra en quiebra técnica, necesita un cambio radical en toda su estructura para salir a flote y mejorar definitivamente su situación económica y financiera.
Datos de la gerencia financiera de la estatal revelan que el pasivo total de INC supera los 450.000 millones de guaraníes (más de US$106 millones), entre las deudas a corto y largo plazo.
Solamente la deuda con los proveedores locales, que suministran los insumos y servicios básicos para el funcionamiento de la empresa, asciende a 9.000 millones de guaraníes (más de US$2 millones).
Esta situación no es novedad en la cementera estatal, sino que se arrastra desde hace muchos años. Los datos oficiales de INC demuestran que entre los años 1989 y 2011, solo en siete ejercicios fiscales se tuvieron resultados positivos y, en contrapartida, en 16 se registraron déficits.
Hasta hace algunos meses, la estatal estaba perdiendo más de 5.000 guaraníes (más de US$1) por cada bolsa de cemento producida. Luego del último incremento de precio del producto, de 35.000 a 42.500 guaraníes para los distribuidores, esta situación fue revertida, pero aun así la situación financiera de la empresa sigue siendo crítica.
Cambios drásticos. Solamente con cambios drásticos y medidas extremas a nivel administrativo y financiero se podrá mejorar la realidad de INC.
Gremios como la Cámara Paraguaya de la Construcción (Capaco) abogan por la permanencia de la cementera en manos del Estado, pero hablan de la necesidad de inyección de capital para incrementar su capacidad productiva. También proponen un sistema de control por parte del sector privado, la sociedad civil organizada y los mismos funcionarios de la empresa, de modo a garantizar el buen funcionamiento de la misma.
Otras agrupaciones como la Asociación de Profesionales de la Construcción (Aprocons), sin embargo, prefieren que el Estado no esté solo en el manejo de la INC, sino que sea el sector privado el que maneje la administración.
La creación de una figura de empresa mixta o de capital abierto son algunas propuestas de este gremio, porque la nefasta historia de corrupción e ineficiencia en la cementera solo ha demostrado que el Estado es pésimo administrador de la cosa pública.
La reducción de personal es otra medida urgente que necesita la empresa. Una cementera del tamaño de INC solo necesita 600 empleados para funcionar eficientemente, empero, la estatal cuenta con 800 funcionarios permanentes en los tres frentes de trabajo, Vallemí (Concepción), Villeta (Central) y Asunción.
Pero como si fuera poco tener 200 funcionarios de más de los necesitados, la empresa cuenta con más de 500 contratados. En la administración anterior, de Optaciano Gómez Verlangieri, se había contratado a 800 personas y actualmente, en la presidencia de Édgar Acosta, fueron echados 260 empleados que no contaban siquiera con función específica. No obstante, todos los demás continúan en sus puestos.
Se necesitan inversiones para aumentar la capacidad productiva de la cementera, sobre todo atendiendo la creciente demanda del rubro construcción.
Por eso, desde el gobierno deben ser tomadas medidas urgentes, ya que el tema INC tiene que ser tratado como política de Estado, para de una vez por todas sacar a flote esta industria tan estratégica para el país.
Empresa descapitalizada. Con poco capital y un millonario pasivo, la situación financiera de INC es poco alentadora. Las estimaciones de la administración actual hacen referencia a cerrar el ejercicio fiscal 2011 con 60.000 millones de guaraníes (más de US$14 millones) de pérdida e incluso más.
Incluso, el mismo gerente financiero de la cementera, Walter Belotto, habla de que con una buena administración y con todos los gastos recortados, recién dentro de tres años habrá un resultado positivo en el balance de INC.
Aun así, el resultado será absorbido por la pérdida acumulada, que a su vez necesitará por lo menos 15 años de ganancia para desaparecer.