El estado real de suministro de agua, es una obsesión para los expertos de la industria debido a la importancia del área para satisfacer el apetito por el recurso. La zona es el sitio más rentable del mundo para extraerlo y tanto SQM como Albemarle han apostado gran parte de su producción futura allí.
San Pedro de Atacama. A inicios de este año, los dos mayores productores globales de litio celebraron públicamente nuevos acuerdos con Chile para aumentar fuertemente la producción del componente clave para baterías en el Salar de Atacama, el desierto más árido del mundo.
La estadounidense Albemarle y la chilena SQM operan a sólo cinco kilómetros de distancia en el remoto salar, una cuenca que alberga uno de los mayores depósitos de litio de alta calidad.
Las baterías de litio son vitales para productos electrónicos, desde teléfonos celulares y computadoras portátiles hasta automóviles eléctricos.
Al celebrar los nuevos contratos, ambas compañías dijeron que podrían aumentar significativamente la producción sin necesidad de una mayor cuota de salmuera rica en litio, o agua salada, que se ha acumulado por milenios en la cuenca. Los rivales dijeron que cada uno tenía los recursos para la producción actual y futura.
"No veo ningún problema con nuestra capacidad de obtener (la salmuera) (...) hoy, mañana y durante todo el plazo de ese acuerdo", que termina en 2043, dijo en agosto a inversionistas el gerente general de Albemarle, Luke Kissam.
Pero una revisión hecha por Reuters a documentos presentados al regulador ambiental, la Superintendencia del Medio Ambiente de Chile, mostró un tono diferente de Albemarle, pues expresa preocupación por la cantidad de salmuera que ha estado captando SQM y su eventual impacto en la producción futura del área.
El estado real de suministro de agua, tanto dulce como salada, es una obsesión para los expertos de la industria debido a la importancia del área para satisfacer el apetito mundial por el recurso. La zona es el sitio más rentable del mundo para extraerlo y tanto SQM como Albemarle han apostado gran parte de su producción futura allí.
En los documentos, que no han sido previamente divulgados, Albemarle expresa preocupación por una investigación realizada por autoridades chilenas en el 2016 que descubrió que por varios años SQM usó más salmuera de lo autorizado en su permiso.
En una presentación de marzo del 2017, por ejemplo, Albemarle dijo que era fundamental para las autoridades determinar cuánto se había sobregirado SQM ya que podría afectar la disponibilidad de salmuera para otros proyectos.
Esa presentación se produjo un mes después de que Eduardo Bitrán, quien era entonces jefe de la agencia estatal de desarrollo Corfo, planteó dudas similares sobre la cantidad de salmuera que SQM había recibido y otras infracciones.
En una carta a la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), Bitrán escribió que las acciones de SQM representan un "severo riesgo" para el ecosistema del salar y sus reservas.
El regulador ha dicho que SQM realizó cambios, sin autorización, en la forma en que hace seguimiento a los pozos, lo que dificulta la evaluación del impacto del bombeo de la compañía en los suministros de salmuera.
SQM no ha confirmado el exceso. Pero durante casi dos años ha presentado cuatro planes al regulador para volver a estar en línea con las aprobaciones ambientales que, entre otras cosas, especifican cuánta salmuera puede bombear.
Los tres primeros planes fueron devueltos a SQM para nuevas revisiones y el último, presentado en septiembre, aún no ha recibido una respuesta.
En tanto, SQM acusó a Albemarle de haber sobreextraído salmuera y, en una comunicación al regulador chileno con fecha de abril del 2017, cuestionó las acciones de su rival por el hecho de que podrían tener repercusiones en la disponibilidad de reservas. Albemarle declinó comentar a Reuters.
Hidrogeólogos y químicos ambientales consultados por Reuters indicaron que el intercambio en el yacimiento subraya las preocupaciones generalizadas sobre cuánta salmuera queda y cuánto durará.
Además sostienen que las presentaciones muestran que ni las autoridades chilenas ni las empresas tienen una idea clara de la situación del agua-salmuera pese a que las compañías recibieron luz verde para impulsar la producción.
El analista de litio Joe Lowry dijo que las presentaciones tenían implicaciones potenciales para la producción global de litio. "El mundo del litio está entre alfileres y agujas", observó.
Las dudas aumentan. En una entrevista reciente con Reuters, Kissam -de Albemarle- insistió en que "no había dudas" de que había suficiente agua para mantener las operaciones de litio.
La compañía puede producir 80.000 toneladas métricas de litio por año en el depósito, un 36% de la demanda global en 2017, gracias a la tecnología que ha desarrollado y que le permitirá extraer más litio con la misma cantidad de salmuera, detalló.
Pero se negó a comentar sobre las dudas acerca del suministro expresadas en las presentaciones ante la Superintendencia del Medio Ambiente de Chile.
En una de ellas, Albemarle dijo que el plan de cumplimiento de su rival no abordó suficientemente las preocupaciones de los reguladores y plantea dudas sobre la sostenibilidad en el tiempo de las operaciones de ambas compañías.
Kissam aseguró que su empresa usaba actualmente sólo la cantidad de agua permitida por los reguladores. "Estamos bombeando a las tasas dentro de nuestros permisos", dijo.
Por su parte, SQM, controlada por Julio Ponce, un controvertido multimillonario chileno exyerno del dictador Augusto Pinochet, dice que ya posee todo el recurso para producir más litio.
SQM declinó comentar sobre su pelea de agua con Albemarle, pero dijo a Reuters que sus presentaciones al regulador hablaron por sí mismas. Agregó que sus "conclusiones permiten indicar que no se compromete la sustentabilidad ambiental ni productiva en la cuenca del Salar de Atacama".
Para Mariana Cervetto, hidrogeóloga que ha revisado los aspectos técnicos del caso, tanto para Corfo como para las comunidades indígenas que rodean la zona del Salar de Atacama, las preguntas aún superan las respuestas.
"Ahora, cuando a mi me preguntan siempre: 'Bueno, ¿la cuenca se está secando o no se está secando?' La verdad es que no sé", apuntó.
Descontento. La disputa entre Albemarle y SQM se remonta al 2013, cuando inspectores gubernamentales visitaron las instalaciones de SQM y encontraron que árboles nativos de Algarrobo (que sobreviven gracias a los acuíferos subterráneos) perdían hojas y morían.
Los 23 ejemplares muertos representaban un tercio de los que SQM se había comprometido a monitorear. Al igual que los canarios en una mina de carbón, la salud de los árboles actúa como señal de alerta temprana de problemas de agua.
Dos años después, más árboles estaban muriendo, pero SQM no notificó a las autoridades, según informes de inspección del gobierno revisados por Reuters.
"Una extracción de salmuera mayor a la permitida por SQM en el salar repercute en la disponibilidad de reservas en la cuenca para los demás titulares de proyectos", dijeron abogados de Rockwood Lithium -ahora Albemarle- en una presentación de marzo del 2017.
SQM devolvió el golpe al mes siguiente al decir al regulador que era "impresentable" que Albemarle se mostrara como defensor del medioambiente cuando reconoció excesos en su cuota de agua en 2008 y entre 2010-2012. Albemarle declinó comentar cuando Reuters preguntó si la información era correcta.
La Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) presentó en marzo un nuevo estudio sobre disponibilidad hídrica en el salar al regulador ambiental que encontró que salían más agua y salmuera del sistema a través del bombeo y la evaporación que la que regresaba a través de la lluvia y la nieve.
En la presentación, Corfo explicó que el estudio no pudo determinar cuál de las mineras de cobre o firmas de litio que operan en el salar era culpable del desequilibrio y dijo que esta incertidumbre era suficiente para que los reguladores tomen medidas para restringir la extracción.
Y el proceso ya está en marcha.
Reuters informó en exclusiva en agosto que el regulador ambiental de Chile estaba preparando restricciones a los nuevos derechos de agua en el Salar, en parte debido a la incertidumbre sobre la cantidad de extracción que puede soportar.