Minas Conga, un plan de US$4.800 millones ubicado en el norte del país, es considerado clave en la industria minera peruana, vital para la economía local y que es blanco de una ola de protestas ambientalistas, sociales y laborales.
Minas Conga, Perú. Miles de pobladores irrumpieron este jueves en el campamento de un millonario proyecto minero en Perú para exigir su cancelación, en desafío a la posición del Gobierno que apoya su ejecución y obligando a la estadounidense Newmont a suspender labores en la zona.
Minas Conga, un plan de US$4.800 millones ubicado en el norte del país, es considerado clave en la industria minera peruana, vital para la economía local y que es blanco de una ola de protestas ambientalistas, sociales y laborales.
Al menos 2.000 manifestantes, algunos montados en caballos, permanecieron por varias horas en las instalaciones de Minas Conga, a 100 kilómetros de la ciudad de Cajamarca, para manifestar su rechazo al proyecto; mientras que cientos de policías y agentes de seguridad privados cuidaban los vehículos y maquinaria de la firma, en un ambiente de creciente tensión.
Yanacocha, operadora del proyecto, dijo en un comunicado que los manifestantes incendiaron "un almacén de tuberías" de plástico del campamento, sin registrarse daños personales.
Tras gritar arengas contra el proyecto y el presidente Ollanta Humala, la mayoría de manifestantes de retiró y sólo unas decenas se quedaron y bloqueaban el acceso al proyecto.
Durante la protestas, los manifestantes bloquearon varios tramos de carretera en Cajamarca con piedras y troncos.
Los pobladores, que viven de la agricultura y la ganadería, reiniciaron así un paro indefinido en la rica región minera de Cajamarca exigiendo el retiro del proyecto ante el temor a que la mina en operación reduzca sus fuentes de agua.
Gregorio Santos, presidente de región de Cajamarca y quien lidera las protestas, afirmó a Reuters que el conflicto se ha convertido en una "disputa por el agua" entre la población y Newmont, propietaria del proyecto de oro y cobre.
El presidente Humala, que asumió funciones en julio, dijo la semana pasada que el país requiere del proyecto para su desarrollo económico y social, pero con cambios en su ejecución que garanticen el respeto al medio ambiente.
"Me niego a creer todavía que haya una traición (de Humala), considero que el Presidente está en este momento presionado por el capital transnacional", dijo Santos, quien encabezó una manifestación en el campamento minero, ubicado entre montañas a unos 4.200 metros sobre el nivel del mar.
Desde Lima, Humala reiteró la importancia de la explotación minera y pidió confianza en el "nuevo esquema" del Gobierno para mejorar el compromiso social de la mineras. "El Estado, va mi palabra, garantizará el agua para todos", afirmó.
Traslado de lagunas. Humala, un militar retirado, ha moderado su discurso radical de izquierda y ha prometido reducir la pobreza sin virar la política económica, que ha hecho que el país rico en recursos naturales registre un robusto crecimiento.
Según el proyecto, el mineral se encuentra debajo de cuatro lagunas y la compañía planea trasvasar sus aguas en tres reservorios. Los manifestantes temen que el plan afectará las fuentes y filtraciones naturales de agua en la zona.
El oro que alberga la zona minera tiene un valor de unos US$15.000 millones a precios actuales.
"Vamos a continuar con esta medida de lucha porque no vamos a permitir que destruyan nuestras lagunas", dijo José Marín, un alcalde de una zona pobre al pie de la Laguna Perol, una de las que serían afectadas por la explotación minera.
La protesta paralizó el comercio, transporte y se suspendió las escolares en la ciudad de Cajamarca. El presidente de la Cámara de Comercio de la ciudad, Jorge Vergara, dijo que la protesta dejaría US$5 millones en pérdidas diarias.
En la ciudad unos 3.000 pobladores marcharon sin producirse choques con la policía. El aeropuerto operaba de forma normal.
El gobierno peruano pidió en la víspera mantener la calma a los manifestantes en un conflicto cuyo desenlace marcaría la relación del presidente Humala con los inversionistas.
Proyecto clave. Minas Conga, en la que también participa la peruana Buenaventura, cuenta con un estudio de impacto ambiental aprobado por el Gobierno y según los planes de la compañía comenzaría a operar desde el 2014.
Analistas temen que la protesta se torne violenta, como otros conflictos que acosan al país andino desde hace años.
Newmont y Buenaventura operan en Cajamarca la mina de oro Yanacocha, una de las mayores productoras de Latinoamérica.
En el 2004, Yanacocha abandonó la exploración de su proyecto Cerro Quilish en Cajamarca, luego de protestas de las comunidades por temores sobre el abastecimiento de agua.
Un año antes, campesinos de la vecina región norteña de Piura atacaron a la canadiense Manhattan Minerals, que tuvo que abandonar su proyecto de cobre y oro, cuya inversión ascendía en ese entonces a US$315 millones. Los manifestantes temían que la minera contaminase una zona agrícola.
Humala busca aplacar los conflictos sociales relacionados con unos 200 proyectos mineros y de petróleo en el país andino, donde un tercio de la población vive en la pobreza a pesar del auge económico de los últimos años.
Perú tiene proyectos mineros con inversiones de al menos US$45.000 millones en la próxima década.