El amazonas peruano está afectado por la minería ilegal que la contamina con mercurio para extraer oro, metal que cotiza en niveles récord en el mercado mundial.
Puerto Maldonado. Mientras uno de los ríos del Amazonas aparece como una serpiente gigantesca desde un helicóptero, un bosque salpicado de agujeros de barro y arena contrasta con la inmensa alfombra verde de la selva del sur de Perú.
La zona de mayor biodiversidad del Perú está herida por la minería ilegal, que la contamina con mercurio para extraer oro, metal que cotiza en niveles récord en el mercado mundial.
La minería informal en la región Madre de Dios, fronteriza con Brasil y Bolivia, ya ha devastado 18.000 hectáreas de bosques y puede hacer desaparecer miles más en la selva amazónica, uno de los pulmones más grandes del planeta.
Perú, cuya economía crece en forma robusta, es el sexto mayor productor mundial de oro y la minería informal representa hasta el 15% de la producción del metal precioso.
En una operación sin precedentes para encarar el problema, infantes de la Marina comenzaron a destruir grandes dragas que remueven el lecho del río Inambari y matan peces en la zona, que alberga dos de las mayores reservas naturales de Perú.
La draga extrae con una pala gigantesta tierra mineralizada del río y la procesa con mercurio para obtener oro. Tras la operación, la tierra con mercurio vuelve al agua.
Una tarea similar realizan las llamadas "chupaderas", que succionan lodo del lecho del río para procesarlo en la orilla o cerca de la cuenca, donde tiran abajo cientos de árboles para levantar montículos de arena contaminada.
Esta actividad puede echar hasta 42 toneladas de mercurio al año a ríos y cuencas de la Amazonía, según expertos.
"Esto es criminal", dijo el ministro del Ambiente, Antonio Brack, quien estuvo junto a los ministros de Defensa y del Interior en la operación en la que intervinieron unos mil efectivos de las tres Fuerzas Armadas del país.
Los infantes de la Marina destruyeron el 19 y 20 de febrero con "explosivos plásticos" unas 12 dragas que operaban de forma ilegal por el río Inambari, sobre una extensión de hasta unos 250 kilómetros en la región peruana de Madre de Dios.
Según el gobierno, las dragas no pertenecen a pequeños mineros sino a empresarios que actuan fuera de la ley. Cada draga puede costar hasta US$500 mil.
Bomba de tiempo. El ministro de Defensa, Jaime Thorne, dijo que puede durar más de un mes la operación para destruir 14 grandes dragas detectadas y decomisar 250 pequeñas embarcaciones que deambulan por el río Inambari en busca de oro, de manera informal.
La intervención militar, que se preparó de manera reservada desde hace meses, no tuvo rechazo inmediato de la población de Madre de Dios, cuya economía se ha dinamizado por la minería con la aparición de negocios colaterales.
Pero se temen protestas en la zona, donde más de 10 mil personas se dedican a la minería desde hace años.
"El gobierno está desconociendo un plan de formalización de los mineros. Rechazamos este acto y plantearemos una marcha nacional en una asamblea el 5 de marzo", dijo el presidente de federación nacional de mineros artesanales, Celso Cajachagua.
El año pasado, seis personas murieron durante un paro de mineros informales contra leyes que excluyeron zonas de Madre de Dios aptas para la minería y prohibieron el uso de dragas.
Para el analista minero y de conflictos en el sector, Miguel Santillana, la operación es "delicada" y podría ser una bomba de tiempo si la operación militar es prolongada y recae sobre los pequeños mineros en la zona, que tiene como principal actividad la extracción de oro en Madre de Dios.
"Nadie está de acuerdo con la contaminación, pero el gobierno debería hablar con los mineros para formalizarlos, mejorar sus prácticas laborales y cambiar el mercurio por otras sustancias que no contaminen", afirmó el experto.
La explotación de la riqueza natural peruana suele despertar choques entre el gobierno y las comunidades.
En junio del 2009, los planes del Ejecutivo de abrir tierras a perforaciones petroleras, mineras y a la explotación forestal desencadenaron protestas por parte de indígenas amazónicos, en las que murieron más de 30 personas, entre policías y nativos.
Tras un sobrevuelo por el río, se podía observar una de las dragas en llamas y otra que era decomisada por los militares.
Asimismo, se podía ver como los mineros han instalado cerca de los ríos "casuchas" con troncos y techos de plástico azul y también maquinaria pesada para remover la tierra.
Fiebre del oro. Muchos de los mineros han llegado a Madre de Dios atraídos por una fiebre del oro, cuyo precio ronda los US$1.400 la onza por dudas sobre la recuperación de la economía y la incertidumbre generada por la crisis en el mundo árabe.
Algunos han llegado de regiones andinas como Puno y Cusco y otros del extranjero.
"Remueven todo el río, desaparecen todo el pescado, cambian el cauce de los ríos, toda la orilla destruida, las mejores tierras agrícolas de Madre de Dios las están destruyendo", afirmó el ministro Brack.
La extracción del metal es un gran negocio. Una draga puede obtener oro por un valor de hasta US$35 mil diarios.
Los ingresos de los mineros informales en Madre de Dios pueden ascender a US$900 millones anuales, dijo Brack.
Madre de Dios se ha convertido en la tercera mayor región productora de oro en Perú, solo superada por las operaciones en el país de los gigantes Newmont Mining y Barrick Gold.
El ministro Brack dijo que la minería informal afecta también a la salud pública. Según estudios se ha detectado que los pescados del río Inambari, que consumen los habitantes de la zona, tienen hasta tres veces más del mercurio permitido. La ingesta de alimentos con alto contenido de mercurio puede provocar daños irreversibles al cerebro.