Minutas de las reuniones celebradas entre los equipos técnicos revelan que los intercambios entre ambas entidades tuvieron inconvenientes operativos y económicos.
Quito. Pese al aval político del convenio crudo por derivados entre las autoridades de Ecuador y Venezuela, minutas de las reuniones celebradas entre los equipos técnicos revelan que los intercambios entre Petroecuador y Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa) tuvieron inconvenientes operativos y económicos.
Esto se suma a la participación de intermediarios en las entregas de derivados que hace Pdvsa a Ecuador. Se reveló este domingo que entre enero del 2009 y noviembre del 2010, intermediarios y otros operadores -entre ellos Glencore y Trafigura- manejaron el 39% de esos combustibles, cuando el convenio intentaba precisamente dejarlos de lado.
Las quejas de Ecuador se versaron principalmente sobre la calidad de los productos provistos por Venezuela y la solicitud de pago por usuales demoras en las ventanas de carga y descarga de los despachos, en los que participaban barcos propios de Pdvsa, así como privados fletados por la compañía.
Las ventanas de cargas son períodos de dos o tres días que se fijan para que el tanquero llegue a puerto y cargue el petróleo; si el buque se atrasa se comienza a calcular el tiempo extra y se tiene que pagar lo que se denomina “demoraje”.
Así, en una reunión realizada a fines del 2010 en Quito, se indicó que Petroecuador emitió 36 facturas por demoraje, las cuales no habían sido canceladas. Presentó también 35 reclamos por desviaciones de calidad hasta julio de ese mismo año y Pdvsa reconoció 25 de esos reclamos.
A esa fecha, Pdvsa aún no le entregaba a Ecuador conocimientos de embarques originales de una operación del año 2007, tres del 2008, 21 del 2009 y 19 del 2010.
El análisis de documentos reveló también que la facturación de los embarques por parte de Pdvsa a Petroecuador se ha realizado hasta con 15 meses de atraso; en tanto que Petroecuador ha hecho pagos a la vista, antes de tener ese soporte.
El experto petrolero venezolano que trabajó con Pdvsa, Dorian Andrés Romero, consideró que todos esos problemas en la calidad de los productos, o discusiones en cuanto al método de evaluar los retrasos en la llegada de los barcos, fueron situaciones extraordinarias y no provocaron problemas.
Las trabas logísticas podrían haber añadido costos a un convenio que parece estar signado por la improvisación, al tener que reconocerse las pérdidas ocasionadas por las demoras y las devoluciones de cargamentos fuera de especificación.
Pdvsa tuvo problemas similares con el convenio con Argentina, por lo que tuvo que comprar diesel a Brasil durante algunos meses para cumplir sus compromisos.
Romero explicó que durante la negociación había momentos en que la colocación de crudos no era la mejor porque el mercado es cambiante.
“Era un poco de jugar con los tiempos pero siempre Pdvsa asumió cuando hubo las pérdidas, las ganancias cubrían las pérdidas por el crudo y esto se tiene que medir en un largo plazo, no embarque por embarque porque no sería justo para un convenio a largo plazo en el que la idea no es ganar ni perder”, explicó el experto.
Lo sucedido con el convenio con Pdvsa no es una excepción. En marzo se publicó un análisis de las entregas de crudo de Petroecuador a la estatal uruguaya Ancap entre enero y septiembre del 2011.
La Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (Ancap) recibió 13,80 millones de barriles, de los cuales sólo un embarque de 379.773,75 barriles, entregado en julio de ese año, llegó a la planta de José Ignacio en Montevideo. Es decir, Ecuador añadió otro intermediario, la estatal Ancap, para la venta de su petróleo.
La decisión de Ecuador de terminar el convenio con Ancap, en noviembre del 2011, tomó por sorpresa a Uruguay. El presidente de Ancap, Raúl Sendic, le dijo al diario El País, de Montevideo, que en dos años, el negocio con Ecuador le significó a la uruguaya ganancias por US$6 millones. Petroecuador, en cambio, no ha cuantificado los beneficios.
Para el analista petrolero, Luis Calero, las buenas intenciones alrededor del convenio de intercambio entre Ecuador y Venezuela no son más que “estribillos” sin mayor sustento por la falta de información oficial.
Consideró que no se trata de un intercambio, sino de contratos de compra y venta abiertos, que bien pueden darse con Venezuela u otro país. El tiempo le ha dado la razón al mercado, añadió, pues la participación de los satanizados intermediarios terminó siendo parte de las operaciones.
A su juicio, las reliquidaciones y refacturaciones son comunes en los negocios petroleros, tan atados a los vaivenes de los precios internacionales, aunque recomendó abrir las compras de combustibles y las ventas de crudo a más ofertas, con el fin de que Petroecuador obtenga mayores beneficios.