El petróleo, el activo que por más de seis años fue el niño consentido de los inversionistas internacionales y con el que más de un Estado hizo cuentas fiscales, se convirtió en el más desvalorizado y temido en los mercados mundiales.
El mundo observó con sus propios ojos como la industria petrolera pasó del cielo al infierno en menos de cinco meses cuando la cotización de tanto el indicador de crudo ligero de Texas (WTI) como el referente del mar del norte (Brent) cambiaron de estar los dos por encima de los US$100 en julio de 2014, a caer por debajo de los US$50 durante enero de 2015.
A pesar de la gran volatilidad y del nerviosismo que el desplome del precio del crudo generó en los mercados de todo el mundo, no se puede decir que fue una sorpresa. La mayoría de las materias primas empezaron a caer significativamente a partir de la crisis de 2008 y por la desaceleración de la economía china, la mayoría de los analistas consideraban que el petróleo tendría que alinearse a este comportamiento bajista. Sin embargo, tardó más de seis años y solo fue hasta el segundo semestre de 2014 que la profecía se cumplió.
Felipe Campos, de Alianza Valores, explicó: “Durante más de seis años hubo cuestiones geopolíticas que impidieron que el petróleo cayera, sin embargo, en agosto de 2014 los anuncios de política monetaria cambiaron todo. La Reserva Federal (Fed) retirando estímulos económicos y el Banco Central Europeo (BCE) colocándolos , fortaleció el dólar, la moneda en la que está denominada el crudo.
Además “mandó el mensaje de que los temas geopolíticos no son tan importantes para determinar el precio del petróleo, sino que otras cuestiones más estructurales como desaceleración del producto mundial y los factores de oferta pesaban más a la hora de valorar esta industria. Sin embargo esto solo es la mitad del efecto, el cambio en las políticas monetarias de la Fed y el BCE solo alcanzaban para explicar una caída hasta los US$70”, explicó Campos”.
Los anuncios de las entidades internacionales, advirtiendo sobre el pobre crecimiento global, al igual que la intensificación del fracking en EE.UU provocando excesos en la oferta de petróleo, llevaron al precio del barril de crudo a bordear los US$70 a finales de noviembre de 2014.
A partir de este momento el mundo centró sus miradas y esperanzas en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Su estructura de cartel conformada por 12 de los principales productores le ha permitido llegar a concertar entre sus miembros estrategias para contraer o expandir la oferta del recurso, lo cual ha servido más de una vez para impulsar la cotización de crudo.
Sin embargo Arabia Saudita, el principal productor de la OPEP y miembro con más influencia, se encuentra librando una batalla de precios con Estados Unidos con el fin de frenar la costosa industria del fracking que solo es rentable con un barril por encima de los US$70. Es por esto que con el fin de mantener participación el cartel optó por no recortar su producción, lo cual provocó que la cotización del oro negro mantuviera su caída.
La intransigencia de la OPEP combinado con los persistentes reportes de exceso de oferta de crudo, provocaron que el precio del petróleo cayera por debajo de los US$50. Y a pesar de que en las últimas dos semanas la cotización del barril ha recuperado terreno, “los problemas que ocasionaron el daño inicial aún continúan”, advirtió Juan David Ballén, analista de Casa de Bolsa”.
Colombia no ha sido ajena al desplome de la industria de hidrocarburos, de hecho el país podría estar herido. Hoy más que nunca está vigente el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), titulado “Colombia frente a una destorcida en los precios del petróleo”, cuyo autor fue Hernando José Gómez, exdirector del DNP.
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El estudio que fue publicado el 6 de noviembre de 2014, cuando el WTI estaba en US$77, advertía sobre el escenario más pesimista, uno en el cual la cotización de crudo promediara US$60 en 2015. Frente a esta posibilidad el informe concluyó que “una caída en el precio del petróleo de esta magnitud aumentaría la tasa de desempleo en los años posteriores al choque con respecto al escenario base, retornando a tasas de desempleo de dos dígitos, hasta un máximo de 11,2% promedio para el 2016. Esta cifra no se observaba en el país desde 2010”
El informe agregó que “en términos de pobreza, esta aumentaría de 29% que se observa en la actualidad, hasta máximos de 34% en los siguientes dos años y retornaría lentamente a niveles de 31% en el año 2020. Es decir, se perderían seis años en la lucha contra la pobreza”.
Hay indicios que señalan que ya se podrían estar presenciando algunos de los efectos sobre los que advertía el PNUD. Durante el último año la acción de Ecopetrol, Pacific Rubiales y Canacol Energy, ha caído 35,10, 71,88 y 49,43%, respectivamente. Además, todas se han visto obligadas a implementar planes de restructuración y de ajustes con el fin de hacer frente a la coyuntura del crudo.
La restructuración y los ajustes no solo se estarían dando en términos monetarios, sino también en humanos. Tanto así que el ministro de Trabajo Luis Eduardo Garzón, se pronunció: “Hagamos todo lo posible por que esto no repercuta en el mundo de los trabajadores, son 110 mil trabajadores de la industria del petróleo, y eso hay que cuidarlo hasta lo máximo posible”.