La factoría estará ubicada en el Parque Industrial de Kallutaca, en El Alto. La inversión para este complejo es de US$34 millones.
En una primera fase, la Fundidora de Chatarra fundirá 20.000 toneladas métricas (TM) de las 50.000 TM de chatarra que salen a Perú y Brasil, informó este domingo la ministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Teresa Morales.
La autoridad hizo las declaraciones en el programa El pueblo es noticia, difundido por la estatal radio Patria Nueva y Bolivia Tv.
El 2 de octubre de 2014, el Gobierno promulgó el Decreto Supremo 2132 para la construcción de la factoría que estará ubicada en el Parque Industrial de Kallutaca, en El Alto. La inversión para este complejo es de US$34 millones, que saldrán de los recursos del Fondo para la Revolución Industrial Productiva (Finpro).
La ministra precisó que este viernes se firmará el contrato para la construcción de esa planta, que será entregada dentro de dos años. Confirmó que ahora Perú y Brasil compran la chatarra y ésta es procesada por empresas que luego la comercializan en el país como perfiles de metal, fierro angular y otros productos, con un incremento del precio que fluctúa entre el 30% y el 40%.
La autoridad además señaló que existe un monopolio en la comercialización de productos de metal porque las personas que se dedican a la metalmecánica y desean comprar perfiles de metal en cantidades pequeñas no pueden hacerlo, pues deben adquirirlo en las ferreterías que compran grandes cantidades del material a la Corporación Aceros Arequipa. “Aceros Arequipa tiene un monopolio y entrega a todos los mayoristas, uno no puede ir y comprar, ni quisiera el Estado puede hacerlo”, afirmó Morales.
En esa línea, reiteró que la Fundidora de Chatarra posibilitará “disminuir el 30% el costo de producción en toda la rama de artículos de metalmecánica”. Esta factoría producirá 11.000 TM de maquinarias diversas y 7.000 TM de piezas y partes, agregó. Morales manifestó que la planta distribuirá productos de metal al mercado interno y luego se prevé abrir otras fundidoras en Cochabamba y Santa Cruz.