Sobre la base de un trabajo encabezado por la Asociación de Fabricas de Automotores (Adefa) denominado Visión 2030, se proyecta el futuro de la industria en un contexto de "disrupción inédita", generado a nivel global por las transformaciones tecnológicas y las nuevas demandas de movilidad.
La cadena de valor de la industria automotriz comenzó a debatir una nueva agenda integral en base a siete programas de reconversión y desarrollo en aspectos industriales y comerciales, que requerirán el acompañamiento de políticas de competitividad, tributarias, laborales y de infraestructura.
Sobre la base de un trabajo encabezado por la Asociación de Fabricas de Automotores (Adefa) denominado Visión 2030, se proyecta el futuro de la industria en un contexto de "disrupción inédita", generado a nivel global por las transformaciones tecnológicas y las nuevas demandas de movilidad.
La premisa a la que se suma la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (Afac) y los gremios del Sindicato de Mecánicos (Smata) y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), es diseñar una propuesta de políticas que impulsen el desarrollo de la industria automotriz con el 2030 como horizonte.
A partir de una coyuntura comprometida por las caídas de producción y ventas locales, la industria automotriz avizora la necesidad de una transformación para las próximas décadas que lleve al sector a transitar cambios que se anticipan en términos de motorización, conectividad y seguridad/autonomía.
A partir de estas nuevas tendencias, y sobre la base del Plan 1 millón elaborado junto con el actual gobierno, se plantea "una nueva agenda integral con siete programas para trabajar en aspectos industriales, comerciales y en la movilidad, con un programa de innovación que los atraviese a todos".
El primero de los programas está referido a aprovechar las oportunidades que aún representarán los productos estándar, para lo cual se propone capturar la demanda de vehículos de combustión interna de países emergentes, explotar las capacidades en gas para pesados y maximizar la complementariedad entre pick-up y motorizaciones híbridas.
Se abre en estos productos una ventana de oportunidad por los próximos 20 años que se traducirán en América Latina en un mercado de US$85.000 millones y 6,6 millones de vehículos; y en África y Oceanía de US$33.000 millones y 2,5 millones de unidades.
También se propone favorecer el agregado de valor en batería de litio para pesados, incorporar conectividad y seguridad a los vehículos argentinos y alcanzar escalas de producción globales, y transformar al sector automotriz en un leading case (caso testigo) de Industria 4.0 en la Argentina.
Esta transformación digital va a demandar también la reorganización de la cadena de valor, para lo cual se plantea una reconversión autopartista que generaría mejoras en escala y costos.
También se anticipa la readecuación de las concesionarias a partir de los nuevos canales on line que imponen nuevas formas de vender que llevará a revisar la estrategia de especialización, la expansión de los servicios de post-venta como porcentaje de las ventas y la revisión de las condiciones de franchising.
Otro de los programas en debate es el desarrollo de nuevos negocios de movilidad que incluyen servicios de big data para Latinoamérica y la creación de un centro de testeo de pilotos vinculados en ambos casos a la creciente tendencia de conectividad, lo que abre "un negocio de potencial ilimitado".
Se propone para la Argentina el desarrollo de un clúster de I+D+i en temas de motorización, seguridad y conectividad, lo que permitirá generar sinergias y capacidades desarrolladas en el entramado de software, con la creación de nuevos empleos de calidad y la posibilidad de posicionar a la Argentina en la cadena global de valor.
Finalmente, se insta a una inserción inteligente de la industria en el comercio global que contemple los acuerdos regionales, el perfil de especialización con el mercado brasileño, la normalización y homologación para facilitar el intercambio y la inserción del autopartismo en la cadena global.