Frente a las acusaciones de empresas del sector petrolero hacia la británica BP, Tony Hayward tratará de ampliar el círculo de culpas, rechazando las imputaciones.
Washington. El presidente ejecutivo Tony Hayward, rostro público de la respuesta de BP al desastre, se presentará este jueves en una audiencia en el Congreso de Estados Unidos.
La acción busca explicar los eventos que llevaron al peor derrame de petróleo en la historia estadounidense y qué ha hecho la petrolera británica para limpiar el desastre.
Otras petroleras se distanciaron esta semana de BP durante audiencias en el Congreso, mostrándose como mejores que la firma con sede en Londres en términos de prácticas de seguridad y estándares de operación.
Hayward, a su vez, tratará de ampliar el círculo de culpa el jueves, rechazando esas acusaciones.
Toda la industria necesita mejorar, y es demasiado pronto para entender la causa del "accidente complejo", escribió Hayward en un testimonio preparado, agregando que "varias compañías están involucradas, incluida BP" en el desastre.
Bajo presión. Hayward también estará bajo presión para que evite otra metida de pata que podría dañar la pisoteada reputación de BP.
El directivo de la compañía fue obligado a disculparse públicamente luego de decir a los residentes del golfo el mes pasado que "quisiera mi vida de vuelta", un comentario visto como insensible ante la lucha de la región para contener el impacto de la mancha.
El presidente del directorio de BP, Carl-Henric Svanberg, dijo que la compañía no era codiciosa y se preocupaba de la "gente pequeña". También debió disculparse y emitió un comunicado en el que señaló que "habló torpemente".
La compañía dijo este miércoles que puso en marcha un segundo sistema de captura del crudo desde su pozo dañado en el lecho marino.
El martes un equipo de científicos estadounidenses elevó fuertemente su estimación de la cantidad de crudo que está fugando y ahora dicen que el flujo es de entre 35.000 a 60.000 barriles (de 5,56 a 9,52 millones de litros) por día.
La molestia pública sobre el manejo de la crisis de 59 días es intensa, especialmente en la costa estadounidense del Golfo de México, donde el crudo proveniente de un pozo averiado de BP ha contaminado las líneas costeras, amenazado la pesca y el turismo y matado aves y animales marinos.
El presidente Barack Obama reforzó sus críticas a BP, y legisladores han interrogado duramente a los ejecutivos de la compañía, particularmente a Hayward.
Este jueves no sería una excepción cuando el presidente ejecutivo de BP visite el Capitolio.