Gracias al férreo control del contrabando y las regulaciones en el mercado cambiario que contribuyen a morigerar el impacto de la crisis internacional en la industrial local.
La Fundación ProTejer estimó que el sector crecerá 6% en el segundo semestre del año, ayudado por el férreo control del contrabando y las regulaciones en el mercado cambiario que contribuyen a morigerar el impacto de la crisis internacional en la industrial local.
"La cadena de valor de la industria textil y de indumentaria, sector con empresas nacionales y orientadas principalmente al mercado, repuntó su actividad a 4% a nivel interanual en el último cuatrimestre", informó el titular de la Fundación, Marco Meloni.
Destacó que "el efecto positivo de la reducción del contrabando y el control del ingreso de mercaderías de liquidación, permitió avanzar en un proceso de sustitución de importaciones que estimuló la recuperación de empresas del sector textil que tenían que competir previamente con agentes que operaban en forma desleal".
Agregó que "estos datos positivos que se basan en una sustitución de importaciones más la activa, en la cual la labor del Plan 2020, liderado por el Ministerio de Industria, estimula a acelerar inversiones productivas en el corto plazo".
Según el análisis de la Fundación, la crisis en la industria a nivel mundial afecta por igual a la comunidad europea y a Brasil.
La evolución del sector textil ha sido históricamente un alerta temprana a la actividad de la industria en general, adelantándose a la caída del sector manufacturero, así como anticipando la recuperación frente a la reactivación del total de la economía.
El informe consideró que el control del contrabando y las medidas cambiarias permitieron que el sector textil argentino no fuera dañado por la crisis que afecta particularmente a la comunidad europea, y que provocó un estancamiento de la economía de Brasil.
El sector textil brasileño perdió 7,6% de producción en el primer cuatrimestre de 2012, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IGBE).
La Fundación puntualizó que, en forma complementaria al control a las importaciones, la restricción a la compra de moneda extranjera encareció las operaciones ilegales. La instauración de ambas medidas permitió crear un doble frente de resguardo contra los efectos de la recesión internacional.
Señaló que "la mayor vigilancia a las importaciones evitó que el mercado interno se transforme en el destino de los excedentes de productos no colocados en las economías deprimidas como las de la Unión Europea".
Añadió que "se evidenció, entonces, un encarecimiento de los costos asociados a la realización de maniobras ilegales, como el contrabando".
Indicó que los mayores controles al comercio exterior obligan al importador a exhibir sus necesidades ante el gobierno, así como la adquisición de dólar fuera del mercado oficial y los gastos de almacenamiento de la mercadería debido a las demoras administrativas por la aparición de nuevos controles.
Concluyó que "el aumento de estos gastos implicó una ganancia en competitividad para aquellas empresas que trabajan en el sector formal, pueden importar sus insumos y bienes de capital y repuestos al valor del tipo de cambio oficial".