La eventual flexibilización del mercado cambiario de en Argentina entusiasma a los operadores para atraer inversiones inmobiliarias a Uruguay.
La segunda vuelta electoral que este domingo definió al próximo presidente de Argentina acapara la atención de los operadores inmobiliarios locales, que esperan un reverdecer de su actividad sea quien sea el ganador de la contienda.
Operadores inmobiliarios y asesores de estudios jurídicos locales esperan que tanto el opositor Mauricio Macri como el oficialista Daniel Scioli introduzcan cambios económicos en el país vecino que impliquen una mejora de las condiciones para que las inversiones argentinas en el sector inmobiliario vuelvan a cobrar dinamismo, luego de unos cuatro años de enlentecimiento de la actividad.
No obstante, también se perciben algunos movimientos de argentinos que deciden liquidar activos urbanos en Uruguay para comprar tierra rural en Argentina, con la expectativa que una eliminación o baja de las retenciones de granos genere una recuperación de la rentabilidad agropecuaria.
Esos cambios económicos esperados, de todas formas, no serán inmediatos y habrá que aguardarlos avanzado el 2016, dijo a El Observador el operador inmobiliario y director de la revista especializada Propiedades, Julio Villamide.
La principal medida que contribuirá a eso será la eventual flexibilización del mercado cambiario que permita ampliar el hoy limitado acceso a dólares en Argentina.
“En el caso de que se flexibilice la norma cambiaria, debería activarse el mercado inmobiliario, básicamente en Punta del Este”, dijo a El Observador Nicolás Herrera Alonso, socio del estudio Jiménez de Aréchaga, Viana y Brause.
Eso tanto en el segmento de obras en ejecución que se detuvieron o enlentecieron por la dificultad en la llegada de fondos, como en el mercado de venta de inmuebles nuevos.
Algo similar sucede en el extremo suroeste del país. El departamento de Colonia fue uno de los favorecidos –junto a Maldonado– de la inversión argentina en inmuebles ya sea residenciales como hoteleros o rurales.
El operador inmobiliario Mario Peirano dijo a El Observador que desde hace tres o cuatro años se siente la menor actividad en ese departamento, en particular en el área de segunda residencia. Otros rubros, como el hotelero o la inversión en campos, ha sentido menos el impacto pero de todas formas creció a menor ritmo que en años previos, dijo Peirano.
El agente coincide en que, “gane quien gane” en Argentina, se espera un giro en la economía del país vecino que permita inyectar un nuevo impulso inversor en Uruguay.
Algo similar opina Villamide. “Hay mucha expectativa positiva por lo que va a pasar con la economía” argentina, no hay dos opiniones, indistintamente de quién gane (Macri o Scioli)”, dijo Villamide a El Observador.
De todas formas, el experto señaló que los mercados “ya descontaron un triunfo de Macri”.
Villamide percibe dos escenarios que se combinan en la actualidad en el mercado inmobiliario uruguayo.
Por un lado, algunas ventas de inmuebles urbanos en manos de argentinos con el objetivo de trasladar su inversión a inmuebles rurales de su país, a la espera de que una reducción o eliminación de retenciones sobre las exportaciones de granos permitan recomponer la rentabilidad del sector.
“Hace cinco años que el valor en dólares de la hectárea en Argentina viene bajando”, ejemplificó.
Por otra parte, si bien Uruguay “está caro en dólares” para los compradores argentinos, el país todavía ofrece otras variables que compensan como la seguridad jurídica, el grado inversor del que goza la deuda uruguaya, y “el precio de la tierra bajo todavía”.
Además, el mercado local continúa siendo atractivo para el inversor argentino de renta, que “sigue presente”.
“Las rentabilidades de las inversiones inmobiliarias, en Montevideo básicamente, duplican o triplican a las que se pueden obtener en Buenos Aires”, dijo Villamide.
A ellos se le suman los argentinos que adquieren una propiedad con el objetivo de contar con una residencia fiscal en Uruguay, un mercado que se concentra más que nada en Colonia, Punta del Este y Montevideo, explicó Villamide.
En tanto, el inversor especulativo –“que compraba a 100 con la expectativa de vender a 130 en un año”, al decir del operador– “desapareció y demorará años en volver”.
Si bien hoy Uruguay “no es un faro que atraiga inversores”, la aplicación de políticas de parte del nuevo presidente que restablezcan cierta confianza en la economía argentina como la búsqueda de una solución con los acreedores en default, el sinceramiento de las estadísticas oficiales y la liberación del mercado cambiario permitirán que se vuelva a generar ahorro y que la economía pueda ingresar en una fase de recuperación. En ese escenario, “la posibilidad de invertir en Uruguay siempre es atractiva”, comentó Villamide.
Aquí es donde entra en juego la “confianza”, mencionó por su parte Peirano, como uno de los principal activos que Uruguay mantiene frente a los vecinos, pese al proceso de “encarecimiento” para el bolsillo argentino de la economía local en los últimos años.
Peirano coincidió con Villamide en que se han registrado ventas de inmuebles en Uruguay por parte de argentinos con el objetivo de comprar propiedades en otros mercados más atractivos o con mayor proyección, como es el caso de Miami y Panamá, para residencias, o Paraguay en el segmento rural. A esa lista Villamide sumó a España, otros puntos de Estados Unidos y Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, que es “el nuevo Paraguay” para los inversores tanto uruguayos como argentinos en materia de inmuebles rurales.
“También hay gente que está retornando a Argentina, pero no son movimientos masivos que muevan la aguja del mercado, ni en un sentido ni en otro”, dijo Villamide.