El Foro de Bienes de Consumo, una red que reúne a 400 minoristas, manufactureros y otros agentes de más de 70 países con ventas conjuntas por 2,5 billones de euros (US$2,8 billones), hizo la promesa en una reunión en Nueva York.
París. Las principales compañías de alimentos y bebidas del mundo han prometido reducir a la mitad para 2025 la cantidad de comida que malgastan, tratando de anticiparse a la regulación gubernamental motivada por la preocupación acerca de los costos ambientales, económicos y sociales provocados por tal ineficiencia.
El Foro de Bienes de Consumo (CGF, por sus siglas en inglés), una red que reúne a 400 minoristas, manufactureros y otros agentes de más de 70 países con ventas conjuntas por 2,5 billones de euros (US$2,8 billones), hizo la promesa en una reunión en Nueva York.
El CGF, con sede en París, dijo que trabajaría en la medición de un punto de partida para 2016 y que luego crearía mecanismos de supervisión y presentación de informes públicos, mientras sus miembros tratan de disminuir los alimentos perdidos durante la producción y el envío a las tiendas y maximizar el uso de los residuos restantes.
"Es una tragedia que hasta 2.000 millones de toneladas de comida producidas alrededor del mundo se pierda o malgaste sin llegar nunca al plato", dijo Paul Polman, presidente ejecutivo de Unilever, propietario de productos que van desde los helados Magnum hasta los cosméticos Dove.
"En un momento de crecimiento de inseguridad alimentaria y cambio climático, no podemos permitir que esto continúe", agregó.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura dijo que una tercera parte de todos los alimentos fabricados a nivel mundial -que representan US$750.000 millones- son tirados cada año, despilfarrando el triple del agua contenida en el lago de Ginebra.
El CGF dijo que el desperdicio de comida, que a menudo termina en los vertederos, es responsable de la liberación a la atmósfera de 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero cada año, es decir, si los residuos de alimentos fueran un país, su huella de carbono sería la tercera después de China y Estados Unidos.