"Debido a la disminución de la producción y al crecimiento de la población, hoy en día abastecemos solamente 30% del consumo nacional", comentó a Emen José Ricardo Álvarez, presidente de la Federación Nacional de Cañicultores de Venezuela (Fesoca).
Caracas. El campo está a la deriva, con áreas invadidas y desasistidas. Así lo viven muchos cañicultores de Yaracuy, Lara y Portuguesa, que sufren directamente la merma de su producción.
En el año 2005, el sector cañicultor produjo unas 9.000.000 de toneladas de caña de azúcar, que representaron 750.000 toneladas de azúcar; esto es 70% del consumo nacional.
Y actualmente la zafra arroja solo 6.500.000 toneladas de caña, que se traducen en unas 500.000 toneladas del producto final, según datos de Fudacaña.
"Debido a la disminución de la producción y al crecimiento de la población, hoy en día abastecemos solamente 30% del consumo nacional", comentó a Emen José Ricardo Álvarez, presidente de la Federación Nacional de Cañicultores de Venezuela (Fesoca).
"La importación de azúcar es superior a 800.000 toneladas, es decir cerca de 70% del consumo interno", agregó.
Es por esas afirmaciones que el equipo de Emen se trasladó a la región, donde se aprecian grandes extensiones de tierra desprovistas, que antes estaban dedicadas a la caña. La crisis de los cañicultores también ha redundado en el crecimiento de la economía informal de los alrededores. A lo largo de los caminos hay gran cantidad de buhoneros y mototaxistas, que tiempo atrás eran campesinos.
Se calcula que la mano de obra del sector se ha reducido entre 30% y 40% en los últimos dos años, según Fundacaña. Esta realidad contradice el discurso del Gobierno que afirma promover el abastecimiento agroalimentario y apoyar al trabajo del campo venezolano.
Según voceros gubernamentales, las expropiaciones de tierras y de centrales azucareros responden a una transición de país que dará lugar a un nuevo modelo de desarrollo económico. Juan Carlos Loyo, ministro de Agricultura y Tierras, afirmó ante los medios que la meta es duplicar las áreas sembradas y reactivar los centrales. Sin embargo, Fundacaña no ve esa intención.