Casi todos utilizan semillas modificadas genéticamente, pero la ley ambientalista firmada a principios de octubre por Evo Morales ha conmocionado a agricultores de las tierras bajas del distrito oriental de Santa Cruz, el último bastión de los opositores al presidente.
La Paz. El presidente izquierdista boliviano enfrenta fuertesdemandas de sectores agrícolas para que revise una reciénpromulgada Ley de la Madre Tierra que prohíbe el uso de semillasmodificadas genéticamente, el cual es particularmente intenso en laindustria de la soja.
Bolivia es un pequeño productor de soja, frente a gigantes comoBrasil y Argentina que son sus vecinos, pero la producción yexportación de la oleaginosa -en grano o industrializada- hancrecido considerablemente en los últimos años gracias a mejoresrendimientos y crecientes cultivos.
La producción de grano de soja en el empobrecido país alcanzaríaeste año a 2,4 millones de toneladas, de los cuales un 80% seríaexportado, dijeron miembros de la industria.
Casi todos los productores bolivianos utilizan semillasmodificadas genéticamente, pero la ley ambientalista firmada aprincipios de octubre por Morales ha conmocionado a agricultores delas tierras bajas del distrito oriental de Santa Cruz, el últimobastión de los opositores al presidente.
El también líder de los productores de coca, cuyo mayor respaldopolítico está en las mayorías indígenas de los Andesoccidentales, es un declarado defensor de la agricultura orgánica yde la Pachamama (madre tierra en lengua aymara).
La polémica ley, que Morales dijo al promulgarla que tenía elpropósito de "proponer cómo vivir en equilibrio ycomplementariedad con la Madre Tierra", establece tambiénlímites a la expansión de los cultivos, dando a la tierra un valorespiritual por encima de su función económica y social.
La siembra de soja en el oriente boliviano debe comenzar encuestión de semanas, pero algunos expertos dicen que una persistenteincertidumbre sobre las nuevas reglas podría golpear los planes delos agricultores.
"Es muy probable que con esta incertidumbre haya gente queevite la siembra o siembre mucho menos con la semilla (no modificada)que puede conseguir", dijo Fernando Asturizaga, un asesor de laAsociación Nacional de Productores de Oleaginosas, con sede en SantaCruz.
Los líderes de la industria han tomado contacto con el gobiernoen busca de que se deje sin efecto el veto a las semillas modificadasy un encuentro formal de negociación estaba previsto para estasemana.
"Lo que estamos intentando es un acercamiento con el gobiernopara que ellos entiendan todas estas consecuencias que pueden traervarias medidas de la Ley de Madre Tierra, y que se puede hacercambios o aclaraciones por la reglamentación de la ley oaclaraciones a través de una nueva ley", señaló Asturizaga.
Según el privado Instituto Boliviano de Comercio Exterior,estrechamente vinculado al empresariado de Santa Cruz, lasexportaciones de soja treparon a unos US$800 millones el año pasadopara constituirse en el tercer rubro generador de divisas en Bolivia,después del gas natural y los minerales.
Los principales mercados de la soja boliviana, en forma de aceitesy torta, fueron Venezuela y otros países andinos.
Los productores temen que las nuevas reglas afecten también almaíz, a la caña de azúcar, al arroz y al sorgo, que se cultivan enrotación con la soja, lo que podría provocar presiones alcistas enlos precios de los alimentos en el país.
La prohibición de las semillas modificadas genéticamente, quesegún la Ley de la Madre Tierra entraría en efecto gradualmente,afectaría a la competitividad de Bolivia, que debe lidiar ademáscon altos costos de transporte derivados de su condiciónmediterránea.
"Es como hacer una carrera de 100 metros planos pero primerome pego tiro en el pie. Estoy tirando demasiadas ventajas a nuestrosvecinos", dijo Marcelo Traverso, presidente de una asociaciónde proveedores de insumos agrícolas conocida por su sigla APIA.
"Entonces es un retroceso muy grande que va a traer grandesrepercusiones económicas al agricultor boliviano", añadió.