La nueva ruta ferroviaria permitirá conectar al turismo de playa con el cultural y arqueológico, además de ampliar la derrama turística a más estados de la República, celebran.
El proyecto del Tren Maya ampliado que anunció esta semana el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), es una excelente noticia para el sector turístico de México, pero es imperativo que su financiamiento sea principalmente privado y que los recursos públicos que en él se empleen no distraigan otras prioridades como la promoción turística del país, coincidieron empresarios del sector.
La obra, de vocación netamente turística, se planteó en el Proyecto de Nación 2018-2024 presentado por AMLO en noviembre del 2017 y contemplaba un trazo de 900 kilómetros, pero el lunes el presidente electo anunció que se ampliaría a 1.500 kilómetros para abarcar paradas en los estados de Campeche y Yucatán, en adición a las de Quintana Roo, Chiapas y Tabasco planteadas originalmente.
“Yo creo que va a ser un éxito. Lo veo como un detonador muy bueno para el sureste del país”, dijo Rafael García, presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM).
El primer trazo ferroviario del Tren Maya va de Cancún a Tulum, de ahí más hacia el sur hacia Bacalar (pasando por Felipe Carrillo Puerto y Mahahual), para girar después hacia el oeste con dirección hacia Calakmul, para llegar a Escárcega, Campeche y de ahí hacia el suroeste para terminar en Palenque, Chiapas.
Esos tramos suman una longitud de alrededor de 900 kilómetros, pero AMLO informó el lunes que la obra incluiría ahora una conexión de Escárcega hacia la ciudad de Campeche, para llegar después a Mérida, Yucatán y de ésta a Cancún, pasando por la ciudad de Valladolid, Yucatán, lo que añade cerca de 600 kilómetros al proyecto.
Lo anterior permite incluir en la ruta las ruinas arqueológicas de Chichén Itzá, uno de los baluartes arqueológicos de la península de Yucatán.
“Desde el punto de vista turístico es excelente, pero también desde el punto de vista de negocios para que haya mayor conectividad en esa zona, que es la más requerida para turismo nacional”, añadió García González.
Para Jorge Hernández, presidente de la Federación Mexicana de Asociaciones Turísticas (Fematur), la ruta es ideal para detonar el turismo cultural y arqueológico, aprovechando la cercanía con el principal foco de turistas internacionales del país, Cancún. Este beneficio, en su opinión, justifica la inversión de la obra, que se tasa en 150.000 millones de pesos (US$7.900 millones).
“Sí se justifica porque le traería muchos turistas a México. Lo de la ruta maya que es un producto de un turismo cultural, arqueológico, que hace falta que se explote más porque a la fecha dependemos de sol y playa”, dijo el también presidente de la Asociación Mexicana de Agencias de Viaje (AMAV).
En ello coincidió Rafael García, al afirmar que el proyecto “conectaría playa con cultura y eso es importante porque se vuelve un circuito de más días de estancia para todos los extranjeros que no conocen la cultura maya, que podrían internarse en los cinco estados de la República que tienen esta oferta cultural”.
Financiamiento público, la duda. Al anunciar AMLO el proyecto el pasado lunes, afirmó que una parte de su financiamiento correría a cargo del Estado, “con el dinero que se recaudará de los fondos de impuestos al turismo, que alcanzan 7.000 millones de pesos por año”. Considerando un periodo de construcción de cuatro años, esos recursos significarían 28.000 millones de pesos (US$1.475 millones), dejando el resto del financiamiento del tren (122.000 millones de pesos o US$6.426 millones) en manos de financiamiento privado.
El empresariado turístico manifestó su preocupación por el origen de los recursos fiscales para esta obra pues, aunque no AMLO no lo dijo claramente, este dinero apunta a ser el recaudado por concepto del Derecho de No Residente (DNR), que es la cuota que pagan los extranjeros sin permiso para realizar actividades remuneradas cuando entran a México y que mayormente sirve para financiar la promoción turística del país a través del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM).
De acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo, la recaudación por concepto de DNR en el 2017 fue de alrededor de 6.700 millones de pesos (US$353 millones), de los cuales 80% se destina al turismo (70% al CPTM y 10% al Fondo Nacional del Turismo).
“Lo que nos preocupa es que quisiéramos que hubiera más claridad sobre el origen de los recursos de financiamiento público. Hasta ahora lo que se anunció es que se va a tomar de los recursos de promoción, y sí estamos preocupados porque si no se promociona México no van a llegar los turistas”, alertó Jorge Hernández.
En lo anterior coincidió Rafael García, de la AMHM, aunque también manifestó optimismo, pues refirió que AMLO “nunca habló claramente del DNR. Quizás se refería a un nuevo presupuesto que le va a dar una partida especial al turismo, que es lo que estamos esperando: que aumente el presupuesto turístico, no que lo recorte”.
“Desde nuestro punto de vista, los recursos de la promoción son intocables. Nos quedaríamos sin esa actividad y de nada serviría tener una infraestructura turística más completa si no se promueve”, remató Hernández Delgado, de la Fematur.
En su anuncio, AMLO afirmó que en el tiempo que resta del periodo de transición —de aquí al 1 de diciembre próximo— su equipo trabajará en la licitación de la obra para buscar el complemento de la inversión privada; “de esta forma vamos a estar en condiciones de lanzar la convocatoria, iniciar la licitación desde el 1 de diciembre, para tener terminada la obra, a más tardar en cuatro años”.
Obra puede ser rentable: Imexdi. La construcción y operación del Tren Maya propuestas por Andrés Manuel López Obrador es una oportunidad inmejorable para demostrar que en México se puede hacer una Asociación Público Privada (APP) sólida en un proyecto ferroviario de gran envergadura, destacó Edmundo Gamas, director del Instituto Mexicano de Desarrollo de Infraestructura (Imexdi).
La obra, que atravesará cinco estados del sureste mexicano, tiene un costo proyectado de entre 120.000 y 150.000 millones de pesos, monto que “para ponerlo en proporción, es la mitad de lo que está pronosticado para ser el costo del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, por lo que sí es una cifra muy fuerte”, aseveró Gamas.
No obstante, la naturaleza y sentido del proyecto invitan a pensar que la financiación privada puede ser rentable, pues “este tren está enfocado al turista que va a esa zona, ya sea nacional o internacional, que es una persona de altos recursos, por lo que la idea que el tren se pague a través de los cobros al usuario no es descabellada”.
Para el Imexdi, el proyecto debería apegarse a tres lineamientos básicos para un correcto despliegue: que sus estaciones cumplan con los requisitos de lógica topográfica, que el trazo minimice las curvas y los cambios de nivel (altura) y que los derechos de vía estén liberados.
Igualmente, para tener una APP exitosa, Gamas opinó que un buen balance de recursos públicos y privados sería aquel en el que el Estado se ocupe del tendido de la vía, y lo relativo al material rodante y la operación del tren recaiga en privados a través del negocio que representa el cobro de pasajes.
“Ojalá que se lleve a cabo el proyecto con buena planeación, ejecución, con transparencia porque si se puede hacer bien, abre la puerta a otros proyectos futuros del mismo tipo que también le hacen falta al país”, finalizó el experto.