Grandes almacenes venden moda hecha de algodón orgánico. Los empresarios alemanes están entre los mayores compradores. Pero, ¿qué tan sostenible son estos productos?.
La moda eco también puede ser barata. En grandes almacenes y cadenas de supermercados se venden pantalones por 12 euros y gorras para bebés a 7,95 euros, sin materiales sintéticos. La mayor parte de los productos de algodón orgánico los comercializan los grandes consorcios.
La cadena de tiendas C&A, de Düsseldorf, es el líder mundial, seguida de la sueca H&M y el Grupo de café Tchibo, de Hamburgo, como lo muestra el "Informe de Mercado Orgánico de Algodón", de la organización internacional del sector “Textile Exchange”. El creciente mercado de algodón orgánico se encuentra, sin embargo, muy por debajo de su potencial.
Ventas de algodón orgánico son marginales. Menos del 1% de la producción anual mundial, unas 26,8 millones de toneladas de algodón, se producen siguiendo normas orgánicas, eso quiere decir sin pesticidas, ingeniería genética y con técnicas de riego económicas. El 74% de la fibra verde proviene de la India, donde las semillas no manipuladas genéticamente son escasas.
La organización sin ánimo de lucro, Textile Exchange, critica la práctica de algunos fabricantes textiles de concentrar sus compras solo en unos pocos países y hace un llamado a ampliar las cadenas de suministro a todas las zonas de cultivo y a apoyar a los pequeños agricultores.
Por otro lado, muchas empresas textiles acusan problemas de entrega que les dificulta alcanzar sus propios objetivos de sostenibilidad que, a menudo, son ambiciosos: C&A, por ejemplo, ha anunciado que hasta 2020 se propone vender sólo ropa de algodón orgánica. Actualmente, el 38% de la ropa de algodón de C&A tiene una etiqueta orgánica. El 90% de la lana viene de la India, pero la empresa afirma que está abriendo rutas y apoyando a productores del norte de África y China, dice Thorsten Rolfes, portavoz de C&A.
Crítica a las normas orgánicas. Para Maik Pflaum, experto de la Iniciativa Romero, no se puede hablar de “sostenibilidad” en el caso del algodón, toda vez que su cultivo y procesamiento requieren grandes cantidades de agua. Es más, el sello orgánico no garantiza condiciones de producción decentes. “Pero con el término bio se puede vender más en Alemania que con el respeto de normas sociales y laborales. “Y eso que los salarios de los productores de materia primas corresponden a solo el 1% del precio global de una camiseta”, apunta Pflaum.
Un cálculo que también vale para las materias primas orgánicas en una prenda de vestir. "Sea o no orgánico, es necesario que el precio final no haga ninguna diferencia", dice Kirsten Brodde, de Greenpeace, quien agrega que "los precios bajos no tienen que ser indicativo de una farsa". Debería ser positivo para el medio ambiente y los fabricantes que las grandes empresas exijan mejores materias primas en el mercado mundial.
"Tampoco hay escasez de algodón. Los muchos, pero a menudo pequeños cultivadores convencionales deben estar convencidos y ayudar a cambiar a orgánicos", dice el experto textil Greenpeace y acota que "si los grandes actores de la industria exigen más, el mercado cambia, incluso si deciden no cumplir con los más altos estándares éticos posibles".
Tchibo espera cambiar la oferta a través de la demanda. En 2014, la compañía Tchibo procesó 6.000 toneladas de algodón orgánico en textiles. Este año, el componente orgánico de sus productos de algodón será de un 80%, dice el portavoz de Tchibo, Arndt Liedtke. “La meta es lograr el 100%, lo antes posible”, para ello, Tchibo trabaja con productores de la India y Turquía, pero también con pequeños agricultores en el África subsahariana.