Según Roberto Bertin, director del programa de responsabilidad social de Walmart, la inversión social después de la guerra puede ser de beneficio tanto para las compañías como para la sociedad.
Roberto Bertin, director del programa de responsabilidad social de Walmart y experto de programas de inversión social de compañías que se encuentran en países con procesos de posconflicto, dice que la clave de estos proyectos es que tanto las compañías como la sociedad ganen.
El ejecutivo recomendó que si bien la paz todavía no se firma, Colombia puede adelantar tareas sobre los programas de responsabilidad social empresarial enfocados al posconflicto al invertir en el desarrollo agrícola. Propone buscar otros productos, diferentes del café, con potencial en los mercados mundiales. Además, advierte que la generación de empleo es fundamental.
-¿Cómo diseñar programas de responsabilidad social para el posconflicto?
-Las empresas deben buscar la forma en que su estrategia de negocios apunte a temas relevantes socialmente. Debe ser una idea que sea importante para la sociedad, de tal forma que haya un ganar ganar, es decir, que hay que encontrar la forma de cómo beneficiar al negocio, pero a su vez ayudando a la sociedad.
-Teniendo en cuenta que el grueso de las empresas del país son pymes, ¿cómo se puede incluir a estas compañías en el proceso de responsabilidad social en el posconflicto?
-Más del 90% de las empresas en Latinoamérica y en Colombia son pymes, de manera que son el tipo de compañías que más impacto pueden tener. La clave para que se vinculen exitosamente a los programas de responsabilidad social en el posconflicto es que incluyan este tipo de iniciativas en su cadena de valor. Si logran incorporar los programas sociales como un factor diferenciador de su producto, que les ayudará a alcanzar más consumidores, se incorporarán eficientemente en esta nueva etapa por la que podría pasar Colombia.
-La paz todavía no se firma, pero, ¿qué tareas se podrían ir adelantando para formar estos programas de responsabilidad social?
-La primera es el desarrollo agrícola. Cuando se piensa en Colombia se piensa en café, pero se debe pensar en qué otros productos del campo pueden tener potencial en el mercado mundial. Es claro que esto se logra con capacitación, con tecnología, con investigación y con mucha inversión, que ojalá sea del Gobierno y del sector privado. Y, además, es esencial la mano de obra, no hay que sólo fijarse en las grandes ciudades de Colombia, sino que también hay que mirar esas zonas olvidadas para darle oportunidad de empleo a esta población.
-¿Cuál es el factor del éxito?
-Desde el punto individual, si una empresa se quiere atrever a hacer esto el factor del éxito es que encuentren en dónde podrán implementar su programa competitivamente. Deben ser iniciativas que se alineen con las fortalezas de cada compañía, pues si piensan salirse completamente de su nicho de mercado y no piensan aportar a la cadena de valor podrían fracasar. Pero para que estos programas contribuyan a la generación de valor se debe estudiar muy bien que se tengan las condiciones necesarias para hacerlo. Por ejemplo, si se piensa desarrollar un programa de distribución de mercancía, el desarrollo de esta iniciativa debe ser diferente para las pequeñas compañías que para las grandes. Pues para este primer grupo podría ser necesario más investigación y más recursos.
-¿Cómo hacer para que los empresarios inviertan en estos programas si hay pocos ingresos?
-Incentivar la inversión social en este tipo de programas es siempre un reto, y más cuando no hay recursos. Para lograrlo primero se debe entender la escala del negocio y la capacidad de cada empresa. Después de esto se debe tener claro cuál es el núcleo del negocio para poder incorporar eficientemente estos programas sociales en el día a día de cada compañía. Si se logra hacer esta unión en todas las rutinas diarias es cómo se puede lograr que no se produzcan recortes, pues se les verá como una necesidad y una parte fundamental de las empresas.