La falta de producción por la paralización en la refinería se suplirá con las importaciones, que implicarán US$ 8.200 millones de la caja fiscal en los siguientes dos años, de acuerdo con cálculos preliminares.
Quito. Apagar motores en la Refinería de Esmeraldas no implicará un desabastecimiento interno de combustibles ni un factor de riesgo al punto de tener que modificar los precios. Así lo ven autoridades y analistas.
Esto porque el gasto en los derivados de petróleo es una necesidad que el gobierno no puede dejar de lado.
“Un gasto en combustible se mantiene fijo porque el país no puede parar el parque automotor, las centrales termoeléctricas”, comenta el consultor petrolero Guillermo Campaña.
La falta de producción por la paralización en la refinería se suplirá con las importaciones a las cuales el gobierno deberá destinar más dinero: US$ 8.200 millones de la caja fiscal en los siguientes dos años, de acuerdo con cálculos preliminares.
Días atrás, el ministro de Recursos Naturales, Wilson Pástor, dijo que el país requerirá de US$400 millones adicionales a lo que habitualmente gasta para comprar combustibles en ese periodo.
El Ministerio de Finanzas estimó US$4.100 millones hasta finales de año y sobre esa base Recursos Naturales proyectó un aumento del 15% para el 2012 y 26% para el 2013.
¿De dónde saldrá el dinero? Todo el crudo que no ingrese a procesarse en la refinería irá a la exportación. Petroecuador calculó que serían 15,1 millones de barriles adicionales, por los que habría US$1,3 millones más para el fisco.
La para aún no se da, pero el anuncio ya causa temores. Un distribuidor de gas doméstico al norte de Quito comentó que los despachadores le informaron que el precio del cilindro podría subir desde enero, porque la refinería apagaría motores y no existirían suficientes productos.
Sin embargo, las autoridades garantizan que el país importará suficientes derivados. Pástor indica que se toman precauciones para impedir desabastecimientos, aunque no especificó volúmenes, procedencia o calendarios de entrega.
Pástor recalcó que “la oferta de derivados desangra” al país y debido a ello es “un reto difícil cambiar” esa dependencia por mayor autoabastecimiento.
La salida de la planta procesadora más grande del país también preocupa al jefe de Estado. “...El presidente Rafael Correa ha indicado que el PIB (todo lo que el país produce) puede afectarse por parar la refinería, ya que eso entra en la contabilidad nacional y podría afectarse...”, sostuvo Pástor.
Según el cronograma de mantenimiento de la refinería, al cual tuvo acceso este Diario, la planta empezará a salir de operaciones desde este 28 de noviembre y de manera periódica hasta la primera semana de noviembre del 2013; aunque Pástor ha manifestado en diferentes ocasiones que esas tareas iniciarían recién en agosto del 2012 y por ocho meses.
El cronograma de mantenimiento detalla que el paro del próximo mes demandará 31 días y servirá para reubicar la chimenea del F-E9 (una unidad de la planta); la tarea implicará parar la FCC, calificada como el corazón de la refinería.
Luego de que ese equipo reanude operaciones, otros elementos saldrán a reparación hasta volver a parar la FCC en agosto del 2012, esta vez, para instalar el reactor y regenerador de la planta. La suspensión entonces demorará cuatro meses.
Fausto Ortiz, exministro de Finanzas, cree que si “uno tuviese que escoger el momento para apagar la refinería debería ser cuando el precio del petróleo esté bajando, cuando resulte más barato importar y el subsidio (interno) sea menor porque vendería a un precio más cercano al que importó y ese momento calzó en el 2012 porque (el mercado internacional) está apuntando a disminuir (precios)”.
Pero tiene su lado negativo. Si el costo del barril de petróleo baja a menos de US$ 70 la economía ecuatoriana puede convulsionarse, no tener ingresos y generar otras decisiones políticas, aunque ese valor resulte idóneo para importar combustibles, pues estos estarían también a costos bajos.
En cambio, si se mantiene en los US$80, el gobierno podrá soportar sin problema una carga de importación adicional de combustibles, acotó.