Los reinicios son uno de los momentos más peligrosos para los trabajadores de las refinerías, por lo que los operadores paralizan la actividad en el mínimo posible.
Houston. Las refinerías estadounidenses reanudaban operaciones gradualmente después de que el huracán Harvey las obligó a cerrar hace dos semanas, lo que planteaba el riesgo de incendios y explosiones en las plantas que podrían retrasar la normalización de los suministros de combustible.
Los reinicios son uno de los momentos más peligrosos para los trabajadores de las refinerías, por lo que los operadores paralizan la actividad en el mínimo posible.
Las plantas normalmente cierran solo unas pocas unidades para su revisión en la primavera y el otoño boreales. La mayoría de las unidades refinadoras siguen en operación por 4 a 6 años, entre cierres por mantenimiento completo.
Harvey causó varios cierres no programados, sacando de línea refinerías con capacidad de procesar unos 4,4 millones de barriles por día de crudo, alrededor de un cuarto de la capacidad estadounidense para producir gasolina, diésel y combustible de aviación.
Seis refinerías actualmente están reactivándose a lo largo de la costa de Texas sobre el Golfo de México, de acuerdo con sus propietarios, algunas de ellas después de lidiar con inundaciones de varios metros de agua en sus instalaciones.
Han surgido algunas dificultades, pues fuentes del mercado dijeron a Reuters el lunes que la refinería de Total en Port Arthur podría quedar cerrada por semanas luego de que la tormenta tropical Harvey provocara una obturación de crudo en un oleoducto clave.
"Siempre que entra agua en una refinería, hay que hacer controles de lubricación en todos los instrumentos, lo que es literalmente miles de controles", dijo la semana pasada en una conferencia Gary Simmons, un vicepresidente de suministro y operaciones de Valero.
Tres de las cinco refinerías de Valero en el Golfo fueron cerradas por Harvey.