El alivio no alcanzaría a toda el área agrícola central del país y llegaría tarde para la soja y el maíz de la campaña 2017/18, pero repondrá el nivel de humedad en muchos campos que desde mayo serán sembrados con trigo.
Buenos Aires. La normalización de las lluvias en gran parte del corazón agrícola de Argentina prevista para fines de marzo permitirá que los productores inicien la siembra de trigo del ciclo 2018/19 en condiciones favorables, luego de una larga sequía que ha azotado a la pampa húmeda.
El alivio no alcanzaría a toda el área agrícola central del país y llegaría tarde para la soja y el maíz de la campaña 2017/18, pero repondrá el nivel de humedad en muchos campos que desde mayo serán sembrados con trigo, cuya siembra podría superar levemente los 5,45 millones de hectáreas de la temporada pasada.
"Va a llover en marzo, pero no se va a reponer todavía la humedad del suelo, porque el suelo está muy seco. Abril ya se repone un poquito mejor y en mayo ya tendremos una situación de reposición, aunque diferenciada", dijo a Reuters Eduardo Sierra, asesor climático de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Las precipitaciones se concentrarían en el centro y este del núcleo agrícola argentino y en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, que junto al sur de ese distrito componen el cinturón triguero del país, señaló Sierra.
"Si tenemos un abril medio llovedor, ahí puede entusiasmarse la gente", dijo Ricardo Baccarin, vicepresidente de la consultora Panagrícola, que estimó que el área de trigo podría llegar a crecer un 5% interanual en el ciclo 2018/19, a 5,7 millones de hectáreas.
Los buenos precios del cereal y las expectativas de una fuerte demanda global del grano debido a las condiciones secas que están amenazando zonas trigueras en la región central de Estados Unidos darían impulso a los planes de siembra, explicó.
El presidente de la Asociación Argentina de Trigo, David Hughes, también estimó que este año la superficie del trigo será igual o levemente superior a la del ciclo pasado y señaló que habitualmente el otoño austral, que comienza a fines de marzo, trae un incremento en el caudal de precipitaciones.
Las lluvias, de todos modos, llegarían demasiado tarde para revertir las severas pérdidas que una de la peores sequías en décadas causó en la soja y en el maíz, los dos principales cultivos del país, y que hace semanas impulsan los futuros de ambos granos en el influyente mercado de Chicago.